Las comunidades de San Buenaventura, en Nealtican; Santiago Xalitzintla, en San Nicolás de los Ranchos, Guadalupe Cuilotepec, en Tochimilco y San Pedro Benito Juárez, en Atlixco comparten una realidad: la tranquilidad ante un volcán activo.
Esas son algunas de las localidades más cercanas al Popocatépetl y desde la primera actividad fuerte del coloso en los noventas han enfrentado desalojos y la amenaza de una erupción mayor.
A pesar de que en las últimas semanas el volcán ha tenido fumarolas de grandes dimensiones, tremores y salida de materiales que el miércoles 17 de mayo incluso obligaron a suspender las clases en los municipios aledaños, los habitantes mantienen la calma.
Y aunque están alerta cada vez que se cimbran las casas por una explosión, es mayor el temor entre los habitantes de la capital que entre los pobladores de estas localidades.
Son principalmente los adultos mayores quienes aseguran conocer muy bien al volcán y por lo tanto, se resisten a abandonar sus casas.
Reseñas sobre las actividades de estas comunidades en redes sociales han reflejado que a pesar de la presencia de inusuales cantidades de ceniza, recorren las calles sin cubrebocas como sucede en Nealtican y San Nicolás de los Ranchos.
En otros casos como Tochimilco, los habitantes han reconocido que en años como el 2000 todavía les alertaban las posibles evacuaciones, pero que con el tiempo han aprendido a vivir con los riesgos.
En la zona de Atlixco, además de la caída de ceniza se han documentado estruendos y hasta ruptura de vidrios que tampoco motivan a los pobladores a dejar sus viviendas en caso de mayor actividad.
Dado que se trata de comunidades dedicadas al campo que mantienen tradiciones como la de los tiemperos -que hablan con el volcán para garantizar buenas cosechas-, hay incluso quienes creen que la actividad de Don Goyo es un reflejo de su enojo ante la falta de tributos.