¿Qué pasa en la mente de los asesinos?
Con base en los casos más recientes que consternaron a la sociedad poblana - como el de Efrén que paseaba con una cabeza en la mochila en la Central de Abasto, el de Juan Carlos que degolló a sus suegros y el de Guadalupe que ultimó a su ex novio y lo traía en la cajuela de su auto-, el coordinador de la Licenciatura en Psicología de la Universidad Iberoamericana de Puebla, Leopoldo Castro, hizo un perfil psicológico y social de los homicidas.
- Un asesino ¿cuándo conoce la violencia?
La realidad es que la violencia es algo aprendido, una persona que es violenta ha sufrido violencia desde los primeros años. Cuando somos pequeños es cuando creamos una máscara o un personaje que es el que nos va a acompañar toda la vida, la personalidad, el carácter y ese personaje se va constituyendo de acuerdo a las experiencias que vamos viviendo.
-¿Cómo van desarrollando esa violencia?
-Cuando hay violencia, cuando el niño o la niña aprende que tiene que sobrevivir en un ámbito en el que no se puede proteger, en el que tiene que reaccionar y estar constantemente a la defensiva, normalmente esta memoria se va quedando primero en el cuerpo, luego en las emociones en los pensamientos y finalmente en conductas.
-¿Los asesinos se camuflan en la sociedad?
-Son cosas que como sociedad no nos gusta ver porque preferimos pensar que están mal, que hay alguien que tiene una enfermedad mental, pero en realidad son gente completamente normal, funcional, muchos de ellos seguramente los tratamos todos los días, con la diferencia de que usan la violencia para resolver las cosas, la violencia siempre es un recurso muy fácil de utilizar.
-¿Se pueden detectar?
-Son personas que han sufrido violencia, que constantemente están experimentando emociones negativas que las hacen sentir mal. Son gente que normalmente tiene baja autoestima y está muy sola, además de que percibe que hay una situación que pone en riesgo su vida, lo cual esto ya es subjetivo. Por ejemplo, el caso del chico este (Juan Carlos) pues no es que sus suegros pusieran en riesgo su vida, pero sí la vida que, según él, está construyendo.
-¿Cuál es el detonante de la violencia de un asesino?
-Cuando una persona que tiene esta violencia a flor de piel, contacta con este miedo, o sea, la violencia siempre se conecta con el miedo. Cuando eso sucede, las personas muestran estas conductas que son completamente antisociales y que pueden afectar.
-¿Cómo la alimentan?
-La violencia también se nutre de la ignorancia, por vivir en un lugar donde la escuela cada vez va perdiendo más poder, donde la gente ya no lee, ya no sueña, donde también hay un ambiente que promueve todo esto y va normalizando prácticas que vemos como inofensivas, pero que en realidad nos van llenado la mente de más violencia.
-¿Estar expuestos a contenidos bélicos también es un factor para que incrementen su vida violenta?
-Estas series que se han puesto de moda últimamente donde hay tantísima violencia, pareciera que es algo ajeno o distinto, pero en realidad nuestra mente va creando posibles escenarios que nosotros vamos viendo afuera, o sea, lo que nosotros vemos afuera también pasa adentro. Entonces cuando también normalizamos la sangre, escenas de asesinatos, violaciones, todo esto se va volviendo parte de las posibilidades que existen en el mundo y no es un moralismo, no es que esté bien o mal, sino que nuestra mente, si no tiene una estructura que sea sostenida con la confianza, la esperanza, el amor, el cuidado del otro, la compasión, la ternura, cuando yo percibo al otro como distinto, puedo atentar contra él, eliminarlo porque él es el problema.
-¿La sociedad puede identificar a un homicida mediante sus conductas?
-Hay ciertos precursores, se habla, por ejemplo, que la violencia de los animales es un precursor de la violencia de las personas, normalmente eso sucede en niños, en adolescentes. Es muy raro que la violencia vaya de cero a cien, que el primer acto de violencia sea quitarle la vida a alguien. Normalmente hay conductas antisociales y disruptivas que se pueden ver en romper las reglas. Por ejemplo, al conducir, se pasan el semáforo, al otro día se emborracha y lo presume, o sea, hay una falta de remordimiento, una falta de consciencia del daño que le hace a las otras personas.
-¿No sienten dolor?
-Hay un distanciamiento con el dolor, hay gente que, por ejemplo, se corta el brazo y no siente, entonces es como alejarse de lo que los hace más humanos, que también tiene que ver con la empatía, con la compasión. Normalmente son personas que necesitan una recompensa inmediata, son personas que no se llenan con nada, que necesitan estar huyendo de la realidad con sustancias, por ejemplo, y que la forma de arreglar las cosas suele ser de manera violenta, con gritos, amenazas. Y de ahí a la acción no hay mucha diferencia porque el impulso es lo que los guía, tal vez no quieren matar a alguien, pero se van privando hasta que traspasan esa línea.
-¿Hay un arrepentimiento después de cometer el homicidio?
-En Psicología hablamos de distintos tipos de patologías, puede ser que no, hay personalidades que no sienten culpa, por eso la violencia es peligrosa porque hay gente que puede contactar con la culpa y frenarse, pero hay quien no siente culpa y no puede detener el impulso.
-Psicológicamente hablando ¿lo blando de las leyes abona a que sigan existiendo este tipo de personas?
-Las leyes a veces son un efecto paradójico porque, si bien es cierto que casi la mayoría de nosotros solamente las cumplimos por el miedo al castigo, a la multa, a que te cachen y todo esto, pero por ejemplo alguien que se dedica a secuestrar, si endurecen la ley para los secuestradores, va a volverse más duro también. Es como un mensaje de que tiene que hacerlo mejor porque, si lo llegan a cachar, ya no va a salir de la cárcel, entonces mejor se asegura de que no lo cachen.
-¿La pandemia también ocasionó el surgimiento de más personas violentas y homicidas?
-Sí, yo creo que las consecuencias de estos años, más lo que venga, porque no se ve que haya remontada, vamos a vivirlas todos, seguramente habrá más violencia, inseguridad y corrupción, menos control social, porque estamos en una dinámica que nos está alejando unos de otros, que está rompiendo a las familias. Por ejemplo, lo de la escuela es muy grave, el hecho de que la gente ya no esté formada, hay gente en secundaria que no sabe leer ni escribir porque todo se volvió supervivencia. Cuando estamos en supervivencia no hay crecimiento y en nuestro país lo que está pasando es que cada vez estamos más en supervivencia.