El Popocatépetl es uno de los volcanes más activos del país y desde el 21 de diciembre de 1994, cuando despertó, ha sido monitoreado constantemente por el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred). 

Ante un fenómeno natural sólo queda prevenir, pues aún con monitoreo, uso de tecnología y avances científicos, los especialistas en vulcanología no pueden determinar la fecha en la que un volcán hará erupción.

Sin embargo, hace muchos años sí hubo una erupción en el volcán Popocatépetl que fue ocasionada por la mano del hombre.

Memorias de Aurelio Fernández, investigador del Centro Universitario para la Prevención de Desastres Regionales (Cupreder) de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), dan cuenta que en 1919 así ocurrió.

Fue ese año cuando se tuvo registro de la única explosión del Popocatépetl provocada por el hombre, con el único propósito de extraer azufre y venderlo.

El investigador conoció relatos del Doctor Atl, seudónimo de Gerardo Murillo Cornado, un mexicano originario de Guadalajara, que también era un estudioso, pintor, escritor, explorador, geólogo, filósofo, historiador, vulcanólogo, estilista, doctor y profesor.

De acuerdo con los escritos del Dr. Atl, la erupción se dio el 19 de febrero de 1919 y de la cual afirmó “adquiere una importancia de primer orden en la historia de la geología, por ser el resultado directo de una acción puramente artificial”.

En el escrito se precisa que ese día hubo una apertura de la chimenea central del coloso "debido a una fuerte explosión de dinamita que provocó un verdadero sismo y la aparición de la actividad explosiva, paralizada durante milenios”.

El propósito de dinamitar fue obtener el azufre localizado en la base del cráter, materia prima que llegó a venderse a un precio superior al obtenido en otras fuentes, gracias a su elevada calidad.

El elemento natural era extraído del interior del cráter y llevado a la hacienda de Tlamacas, donde se colocaba en alambiques para la elaboración del ácido sulfúrico, “por lo que es muy estimado en la química y en cualquier mercado donde se presente tendrá siempre la preferencia”. 

Ese azufre cobró especial relevancia desde la primera expedición realizada por soldados de Hernán Cortés en 1521, pues era un componente esencial para la fabricación de la pólvora que necesitaban para sus cañones y arcabuces y así seguir con la Conquista de América.  

En las memorias de Aurelio Fernández también se mencionan las crónicas de Bernal Díaz del Castillo, donde  se narra que de este elemento natural que es el azufre y del volcán Popocatépetl tuvieron conocimiento los reyes de España, por cartas que Hernán Cortés les envió.

Otra versión refiere que como la tropa de Cortés se quedó sin pólvora durante el asedio a Tenochtitlan en octubre de 1521, fue un soldado de apellido Montaño quien habría descendido al fondo del cráter para obtener unos 90 kilos de azufre, con los que las tropas invasoras reabastecieron su potencia de fuego.

La BUAP tiene archivos de estos relatos, así como de la actividad que ha registrado en el coloso desde 1994 y las expediciones que se han realizado.

En tanto, los habitantes dicen estar acostumbrados a vivir con Don Goyo, sus explosiones y fumarolas.

Google News

TEMAS RELACIONADOS