La decoración y acabados de la Casa de los Azulejos, una de las sucursales de Sanborns más visitadas en la Ciudad de México, sin duda se inspiraron en la talavera poblana.
Visitar este inmueble y no relacionar su fachada e interior con Puebla y su talavera parece algo imposible, al igual que no relacionar sus tazas y parte de su vajilla tradicional.
Es un espectacular palacio residencial del siglo XVIII ubicado en la Ciudad de México. Desde 1919, sus instalaciones han sido ocupadas por Sanborns y, con el paso de los años, su restaurante se volvió emblemático.
El hecho de que esté abierto al público permite a los asistentes disfrutar de su arquitectura y decorados. Se encuentra entre la calle 5 de Mayo y la calle peatonal Avenida Madero, una de las calles más importantes de la ciudad capital desde el siglo XVI.
De acuerdo con datos históricos, un antiguo Conde del Valle de Orizaba poseía la propiedad con dos casas en ella. El edificio actual se inició en 1793 y, unos años después, se remodeló con la incorporación de azulejos azules y blancos de Puebla, una fachada que en su momento provocó sensación e inspiración.
En el interior hay dos obras de arte dignas de mención: un mural de pavos reales del pintor rumano Pacologue, que data de 1919, y una de las primeras obras de José Clemente Orozco en el hueco de la escalera.
“Omnisciencia” fue pintada en 1925. Cuando los hermanos Sanborns ocuparon el inmueble, tardaron dos años en remodelarlo, colocando un techo de vidrieras sobre el patio principal.
La Casa de los Azulejos fue considerada un establecimiento gastronómico elegante durante la mayor parte de la primera mitad del siglo XX. Se trata, sin duda, de un lugar que, quizá sin quererlo, invita a visitar y conocer Puebla.