El sistema hidrológico de México es basto a lo largo y ancho del país. En Puebla es diversa la red de ríos y cuencas que cruzan por la entidad, siendo uno de los más importantes el río Atoyac.
El río Atoyac es el nombre con el que se conoce al río Balsas a su paso por los estados de Puebla y Tlaxcala, el cual se forma en la Sierra Nevada que comparten los estados de Morelos, Puebla y el Estado de México.
A la entidad poblana le corresponden 227 mil 822 hectáreas, donde se llegan a cuantificar 377 mil 668 habitantes en las zonas más aledañas al Eje Neovolcánico como lo son Acteopan, Calpan, Huaquechula, Nealtican, San Jerónimo Tecuanipan, San Nicolás de los Ranchos, Tianguismanalco, Santa Tlahuapan y Tochimilco, entre otros.
El sistema volcánico se compone por el Popocatépetl, Iztaccíhuatl, Telapón y Tláloc, está en la mesa central de la República Mexicana y es una zona con altitud superior a los mil metros sobre el nivel del mar.
Información de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), señala que el río Atoyac nace en las partes altas de la Sierra Nevada, a partir de donde inicia su descenso, siguiendo un camino del noroeste a sureste.
En esta zona, el agua es limpia, cristalina y un tanto templada debido a la altura a la que se encuentra y a los deshielos de los volcanes.
La cuenca está integrada por una serie de llanos y valles interconectados a altitudes entre los mil 600 y los 2 mil 600 metros sobre el nivel del mar, que se extienden 150 kilómetros de este a oeste y 140 kilómetros de norte a sur.
En su trayectoria va recogiendo diversos afluentes, siendo Santa Rita Tlahuapan la primera de las localidades poblanas que cruza el Atoyac hasta unirse con el Zahuapan, en el límite entre los municipios de Papalotla, Tlaxcala y Cuautlancingo, Puebla.
Desde el siglo XVI los ríos se relacionaron tanto a la producción agrícola local como al establecimiento urbano. De acuerdo con el grado de inclinación del suelo o la variabilidad del caudal, se estipuló la capacidad de arrastre, el tipo de carga y la función que los pobladores le asignaron a cada río.
El Atoyac penetra en el territorio del estado de Tlaxcala y cambia de nombre a río Zahuapan y se vuelve al territorio poblano para regar el extenso valle de Puebla-Tlaxcala.
En el sur del municipio de Puebla, el río Atoyac llega a la presa Manuel Ávila Camacho, mejor conocida como la presa de Valsequillo. Al suroeste llega a los valles de Atlixco y Matamoros, donde los habitantes concentran buena parte de la actividad agrícola e industrial del estado.
Esta actividad ha contribuido a la contaminación del afluente, de acuerdo con estudios elaborados por universidades privadas del estado y organizaciones no gubernamentales que han emprendido tareas de rescate del río.
Además de la actividad agrícola, con la aparición de las primeras industrias, la contaminación del río se dio con el trabajo de las textileras, luego con la industria harinera y posteriormente con la instalación de corredores industriales en la ciudad de Puebla y área conurbada.
El agua cristalina que se puede observar en el nacimiento del Atoyac, se transforma en un cauce que transporta químicos, basura, agua azul o roja por el teñido de las prendas y hasta vuelto un basurero donde hay desde botellas de refresco hasta salas y refrigeradores.
El nacimiento del otro Río Atoyac
Este se trata de otro afluente que se localiza a poco más de una hora de la ciudad de Puebla, pero en el estado de Veracruz. En el Valle de Atoyac, lugar sagrado para los totonacas, se da el nacimiento de este río que los habitantes utilizaban para ofrecer sacrificios a Tlaloc, el Dios de la lluvia, a cabio de obtener buenas cosechas.
Una prueba de estos ritos es un yugo de piedra labrada que se encontró en la poza y que se exhibe actualmente en el museo del municipio de Córdoba, Veracruz.
Información en el portal Programa Destinos México, indica que en esta parte es donde nace el río Atoyac y es un bello ojo de agua de color turquesa rodeado de exuberante vegetación de selva mediana.
En este lugar puedes observar el afluente en todo su esplendor en una cueva en la que podrás descubrir un río subterráneo que corre a través de grandes piedras.
Su paso es a lo largo de 13 municipios veracruzanos hasta desembocar en la Cuenca del Papaloapan y es una excelente opción para los amantes de los deportes extremos y la aventura.