Antes de que se construyera el Parque Ecológico, en las inmediaciones de la 24 Sur, entre Juan de Palafox y Mendoza y la 35 Oriente, había una pista donde los niños y adultos de la zona escuchaban y veían volar avionetas.
Era la década de los 60 cuando esa zona de aviación formaba parte de las orillas de la ciudad de Puebla y donde las aeronaves eran parte de la escuela de escuadrones 101 y 201, y algunas otras de particulares.
Una década después llegó a Puebla el capitán José Luis Rangel Patiño, originario de Oaxaca y piloto aviador que en 1954 volaba en la región de la mixteca para trasladar personas y mercancía, pues era el único medio para llegar y salir de la zona ante la falta de carreteras.
Antes de volar por los cielos de Puebla, el piloto aviador viajaba desde Huajuapan a zonas limítrofes con Guerrero, como Tlapa, Coicoyán de las Flores, Zapotitlán Lagunas, Putla, Pinotepa Nacional, Mariscala de Juárez, Santiago Tamazola y a veces a la Ciudad de México y Puebla.
Con la llegada de los primeros caminos a la mixteca, la aviación en Huajuapan modificó sus rutas, entonces el capitán José Luis Rangel Patiño decidió abrir la línea AeroPuebla para prestar el servicio a la ciudad de Puebla y al entonces Distrito Federal.
En esa aventura lo acompañaron el capitán Antonio Ríos Círigo y José Luis Martínez Martínez, quien se desempeñaba como mecánico.
Usuarios de Puebla Antigua, una comunidad virtual, recordaron que en la pista de Puebla, conocida como aviación, estacionaba su avioneta DC-7 con 12 plazas, con la cual prestó el servicio todos los días, a las 8 de la mañana, de Puebla a Acapulco y de Puebla a Tlapa.
Los domingos al mediodía permitía subir a familias poblanas que, por una pequeña cuota, podían volar sobre la ciudad de Puebla y conocer parte de las zonas limítrofes del municipio.
La venta de boletos se hacía dentro del campo que hoy ocupa el Parque Ecológico. Después la línea AeroPuebla puso sus oficinas sobre la calle 24 Sur, junto a la empacadora de carnes frías alemana de nombre Fritz.
Hay quienes comentaron que también tuvo sus oficinas cerca de la rotonda de la colonia La Paz, donde expedían los boletos para Acapulco, que en 1985 llegaron a tener un costo de 200 pesos por persona.
Hubo poblanos que lo llegaron a contratar como taxi aéreo, incluso hubo quien le pidió que volara sobre la ciudad, solo porque no recordaba dónde había dejado su auto, y así lo hizo.
Su buen carácter y generosidad fueron factores para permitir que los niños curiosos subieran a la aeronave solo para conocer los controles y cómo era por dentro. Incluso, orientaba a los niños y jóvenes que llevaban a volar sus avioncintos a control remoto, siendo uno de ellos el cantante Enrique Guzmán, que era aficionado y traía su avioncito a Puebla cuando visitaba a la familia de su madre.
Esta línea aérea cerró por allá de 1993, cuando una avioneta de la escuela militar sufrió un accidente al estrellarse contra la escuela que se conoce como la Ciudad de los Niños.
En ese percance no hubo lesionados, salvo el piloto, ya que los alumnos estaban de vacaciones, pero las autoridades midieron los riesgos y ordenaron el retiro de las aeronaves, pues ya eran un paisaje cotidiano para los poblanos.
Por esta decisión, el capitan Rangel, a quien también le decían José Luis, Cheluis, Don Pepe, decidió regresar a Huajuapan y en el 2012 todavía piloteó aviones publicitarios.
El Sistema Radiofónico informativo refiere que José Luis Martínez Martínez, también era originario de Huajuapan y actualmente vive en Acatlán de Osorio, en la mixteca poblana.
Se retiró del mundo de la aviación en Puebla en 1985 y al instalarse e Acatlán puso un negocio de aceites, después incursionó en el giro del transporte público y actualmente es el dueño del restaurante “La Axuchilera”.
Este establecimiento es considerado por los habitantes de la región como uno de los
mejores, a donde han llegado a comer personajes importantes de la política y gobernantes, incluso el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador, y como muestra cuenta con fotografías de esas visita al restaurante.