La empatía distingue a María de la Soledad Mora. Es agente del Ministerio Público de la Fiscalía General del Estado (FGE) desde hace casi 19 años.
Si bien no tiene marcada una fecha de retiro, la agente del Ministerio Público sabe que la pauta se la dará su capacidad intelectual.
-¿En qué momento decide formar parte de la procuración de justicia?
-Ya esto inició mucho antes de terminar la carrera, tres años antes, por decisión propia decidí ser pasante en diversas Agencias del Ministerio Público y así inicié hasta que hubo alguien por ahí que me impulsó y creyó en mí contratándome como secretaria, lo que hoy es Oficialía (de partes), eso fue más o menos el primero de abril del 2003. Aproximadamente de servicio voy a cumplir 19 años.
-¿Fue apoyada por su familia?
-Siempre, mis padres siempre han tenido la firme convicción (de respetar) lo que yo decida, de lo que yo emprenda y para lo que yo me emplee. Ellos siempre me han apoyado.
-¿Qué la distingue como agente del Ministerio Público?
-¿Qué es lo más complicado de su labor?
-Híjole, tomar la decisión, tomar una decisión de si es o no es, porque siempre en un tema, alguien debe de perder, vamos a decirle así porque hablamos de delitos en materia penal y en esto siempre alguien va a perder. Es eso, lo más complicado para mí es tomar una decisión.
Fiscalía General del Estado de Puebla
-¿Tiene algún método para resolver los casos?
-Al menos es lo que me ha funcionado y es con lo que dirijo mi desempeño. Escuchar, poner atención y tratar de ponerme en el zapato de la gente, así sea un delito no muy gravoso y así sea el delito más delicado, siempre procuro manejar el ponerme en el zapato de la gente, obviamente para poderlos entender, ayudar y poder yo trazar mi línea de investigación.
-¿La empatía es nata o la ha adquirido durante su carrera?
-Soy empática, definitivamente mucho, mucho, pero hay cosas que he aprendido durante mi trayecto, durante mis 19 años de trayectoria en la institución. He aprendido mucho, ir puliendo para poder yo aplicarme, emplearme y obtener un resultado.
-¿A lo largo de su carrera ha tenido un caso que le ha costado trabajo o que la ha marcado?
-No tanto que me haya costado trabajo, sino que partió el alma ese tema y no sólo a mí, a mis compañeros también.
Era un fin de semana, era un sábado, era por estas fechas, más o menos diciembre. Estábamos a días de celebrar el 24, la llegada de nuestro máximo religioso, en cuestión de tema católico, pero estábamos de turno de 24 horas. Me acuerdo, con mis compañeros, pero era casi la medianoche cuando llegó un joven con un chiquillo, como de 6 años, y diciendo que ya tenía horas de estar sentado afuera de su negocio de la Fayuca, en el Bulevar Norte. Lo vio abandonado, se acercó y le dio de comer y el niño le dijo que su mamá lo había dejado ahí porque no se había comido un plato de frijoles, y que lo traía caminando desde San Pablo Xochimehuacán por las vías del tren hasta la Fayuca.
La criatura llegó acompañada de este joven, pues dijo que qué tenía que hacer, que él lo venía a entregar porque así se lo había recomendado un abogado.
Lo más doloroso fue tenerlo que llevar al DIF, buscar a su mamá, a sus papás. El niño -en lo que nosotros hacíamos todo el trámite-, nos dio masaje a dos compañeras, nos veía cansadas y nos decía “mi mamá, para que no se enoje conmigo, me frota alcohol en las manos y le sobo los pies, ¿no querrás que haga eso contigo? Las veo muy cansadas”.
Nosotros llorando con esa criatura, por todos esos detalles que tuvo un niño de 6 años con tanta madurez, obviamente tuvimos que consignar a los papás, bueno, al padrastro y a la mamá, y al niño mandarlo al DIF.
Ese fue uno de los temas que me dejaron marcada porque en ese tiempo mi hijo tenía casi la misma edad y yo dije: “no, yo no voy a dejar que mi hijo me eche alcohol y me frote los pies, yo se los voy a frotar".
Ese fue uno de los temas que me marcó, ese niño, ese pequeñito, niño Esteban. Nos hizo llorar a todos en la Agencia. El niño suplicaba que no lo dejáramos, que se iba a portar bien.
-¿Se puede separar la parte sentimental de su labor, como agente del Ministerio Público?
-Se tiene que separar, no todo te lo puedes llevar a casa, no puedes contaminar de la energía que recibes en tu trabajo a tu familia, a tus hijos. Yo tengo dos hijos y mis hijos desde que nacieron han vivido todo esto que yo hago, a lo que me dedico, ellos saben a qué me dedico, no les oculto nada, pero sí tratamos de ser duros, fríos, para que a partir de la puerta de su domicilio no afecte y de la puerta a la calle pues uno es otro.
-¿Tiene alguna actividad extra que le ayude a no llevarse lo laboral a su casa?
-Sí, salimos a correr, procuramos hacer ejercicio, sacar el estrés, sacar esa energía, eso es lo que, al menos en mi caso, yo ocupo.
-Si sus hijos deciden seguir sus pasos ¿los apoyaría?
-Claro que sí apoyaría yo a mis hijos, es una carrera muy sensible, muy humilde, muy generosa, conoces de todo, te llevas de todo. No hago menos las demás profesiones, respeto y admiro las demás Licenciaturas, las demás carreras, pero ésta (Derecho), al menos para mí es lo que me ha permitido (llegar hasta aquí). Me encanta la carrera en Derecho y, por supuesto, que apoyaría a mis hijos. Si ellos deciden y se consideran con el perfil, se les va a apoyar.