Nació y creció en Ixtepec, un municipio ubicado al norte de Puebla, que no llega ni a los seis mil habitantes. Manuel Espinosa Sainos es indígena de sangre y poeta por elección.
Lo inspira el amor, el agua, la tierra y el aire, pero también algunos recuerdos no gratos de su infancia, como los que vivió en su propia casa cuando no tenía otra opción que contemplar la forma como su padre maltrataba a su mamá.
Saber que esa es la historia que comparten muchas mujeres en su comunidad, en Puebla y en el país, lo motivó a escribir “Hojas de mujer”, un libro de poemas marcados con lágrimas cuyo objetivo es hacer visible la violenciade género.
Espinosa Sainos es además un digno representante poblano de la literatura totonaca, su lengua materna. La idea de escribir poesía indígena la tuvo al emigrar a Huehuetla para estudiar el bachillerato.
“Ha sido complicado, porque en este país muchas veces se ve a nuestras culturas originarias como sinónimo de pobreza y marginación. No se mira la riqueza de nuestras lenguas, el aporte que nuestras culturas pueden dar al mundo”, dice el maestro.
En entrevista con El Universal Puebla nos habla de sus pasiones, su vida, sus proyectos y el arte en tiempos de pandemia.
- Ha sido complicado porque cuando empecé nadie creía en mí como poeta. Yo veía a otros compañeros que ya habían hecho trayectoria, tenían público y eran bien recibidos y a mí nadie se me acercaba. Entonces pensaba que a lo mejor estaba haciendo mal, que a lo mejor mi poesía no servía. Yo no tengo formación literaria, no soy producto de una escuela de literatura, no tengo formación académica. Yo he aprendido en la práctica. Soy producto del trabajo, de mucho esfuerzo. Vengo de una familia muy humilde y pobre. Me daba coraje ver que mi papá ganaba poquito dinero y que no alcanzaba. Me daba coraje ver que yo ya no podía seguir estudiando e ingresar a una universidad y que se nos discriminara por el hecho de ser indígenas. Entonces mi poesía es producto del coraje, eso me ha dado fuerza.
-Tuve mi primer acercamiento con la poesía en tercer año de primaria. Nos pusieron a leer un poema de Pablo Neruda. Yo no sabía que había un género literario que se llamaba poesía, pero fue ahí que me empezó a gustar. Después, en secundaria realizaban concursos de poesía y de declamación y me iba bien, siempre sacaba el primer lugar. Eso me motivó.
- Han sido varias etapas. Primero escribí sobre mi comunidad, mis raíces, los dioses totonacos, el respeto a la madre tierra, al agua, al fuego. Pero últimamente he estado trabajando con cuestiones de compromiso social, sobre esta lucha que han iniciado los pueblos originarios en la Sierra Norte y en varios puntos del país ante la amenaza de las grandes hidroeléctricas y mineras. Tengo un poemario inédito que habla de esto. También estoy escribiendo sobre la violencia que viven las mujeres, sobre lo que les pasa a nuestras mamás, a nuestras hermanas, a nuestras vecinas. Pienso que la poesía debe ser empática, debe tener compromiso social. De nada sirve escribir si no te comprometes con el asunto social. También escribo sobre temas universales como la muerte, el amor. Últimamente también he estado escribiendo poesía erótica. Me inspiro en lo que veo, en lo que siento.
-Al igual que muchos de nosotros, desde muy pequeño viví la violencia dentro del hogar. Ahorita ha cambiado porque ya somos grandes, pero siempre vi escenas de un papá pegándole a la mamá, jalándole los cabellos. Entonces de alguna manera me marcó y sabía que tenía que hacer algo. Ahora sé que es a través de la poesía como yo puedo visibilizar esta situación. Puedo denunciarlo de alguna manera, porque además es un asunto que viven muchas mujeres en el país.
Desgraciadamente tenemos un estado y un país donde se asesina a las mujeres por el hecho de ser mujer.
Estuve en la Casa de la Mujer Indígena de Ixtepec y me platicaron sus historias y vi que las vidas se parecen mucho. Todas han sufrido, han vivido esta violencia en cualquiera de sus manifestaciones y yo, como hombre, pienso que debo hacer algo. Creo en las nuevas masculinidades y que en algún momento tenemos que cuestionarnos por qué somos violentos, porque además no hace infelices sólo a las mujeres, también a los hombres. Es un asunto que nos afecta a todos.
Son temas dolorosos, que cuestan, pero me inspira y pienso que la poesía puede servir para abrir un poco los ojos, al menos para visibilizar y denunciar.
- El arte ha tenido un papel fundamental en esta pandemia. En este momento en que la gente está guardada en casa, muchos se ponen a leer y nunca antes como en estos momentos el arte ha servido tanto. Lo necesitamos más que nunca porque el arte puede contribuir a un mundo mejor.
Manuel Espinosa Sainos está en espera de publicar Hojas de Mujer y El Retorno de las Aves, donde habla de la defensa de la tierra y la muerte, con un prólogo de Elena Poniatowska.