Al entrar a la etapa de la adolescencia, por lo regular un hombre piensa en continuar con sus estudios, salir con los amigos, la familia y divertirse en diferentes espacios de convivencia social hasta, incluso, tener una pareja.

Pero mucho dista esa vida tradicional, de la mente de Andrés Sebastián Hernández García, quien a sus 14 años decidió comenzar a acercarse a la iglesia para un día, no muy lejano, llegar a ser sacerdote.

Es originario de la comunidad de San Bartolo Cuexpala, en el municipio de Tilapa, Puebla. Desde muy pequeño, hace cinco años, se salió de su casa para refugiarse en la parroquia de San Miguel Arcángel.

Recordó varias experiencias que lo orillaron a seguir la palabra de Dios, entre ellas, el casi adelantarse en el camino y dejar este mundo, debido a que, por equivocación, consumió veneno.

“Estando en el hospital ya me habían desahuciado, pero fue cuando sentí más que nunca la presencia de Dios, y ahí fue que yo desperté ese interés, fue así como nació esa vocación, al principio lo negaba, pero me di cuenta que me estaba llamando algo más”, narró a El Universal Puebla.

A sus 19 años, ahora se encuentra en el seminario Palafoxiano de Puebla y describió el proceso que ha vivido y el deseo de escalar en la vida católica en la entidad.

A la fecha, el recinto de preparación religiosa ubicado en la 44 Norte y avenida Morelos de la colonia El Porvenir en la capital poblana, cuenta con 251 seminaristas.

- ¿A qué edad y por qué decidiste enfocarte a ser sacerdote?

A los 14 años fue cuando tomé esa decisión de entrar el seminario, una experiencia padre, no hay palabras para describir, se necesitaría vivir aquí para compartir esta experiencia.

A lo largo de estos cinco años que he estado en el seminario mayor puedo decir, que te llena la vida, soy feliz y me siento realmente pleno. Por eso a todos los jóvenes les sugiero a no pasar lo que a mí que, escuchando el llamado de Dios hasta cierto punto lo negamos y no queremos reconocerlo y es por eso que hago esa invitación a los jóvenes, a que en estos tiempos difíciles se acerquen al Señor, es algo que necesitamos que nos ayuda a vivir bien.

- Cuando decidiste este camino, ¿tu familia cómo lo tomó?, ¿qué te dijo?

Bueno, somos seis integrantes, mi papá, mi mamá, tengo tres hermanos, y yo soy el mayor.

Al principio de mi decisión para mis papás fue algo así como que no la tomaron muy en serio y la verdad fue porque no querían que me fuera de la casa, por lo mismo de esa separación de tiempo, de que tengo que estar lejos de la familia, pero Dios acomoda las cosas y poco a poco aceptaron esta realidad de que yo a los 14 años me tuve que ir, literalmente, de la casa.

​La vida de un joven seminarista; cambiar la fiesta por dedicarse a Dios
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Fue un proceso complicado, pero realmente después fue algo que llenó a mi familia de felicidad, comprensión para conmigo de esa decisión que yo tomé.

Tuve que dejar mi casa para ir a la parroquia de Santo Domingo en Izúcar de Matamoros en el seminario menor, ahí estuve tres años viviendo como seminarista, una experiencia muy padre.

Ahora que estoy en el seminario mayor en Puebla, viviendo esa invitación del Padre, acercarme más a Dios como seminarista es gratificante.

- ¿En algún momento no te llaman la atención las fiestas, los amigos, las convivencias, el libertinaje y no estar encerrado?

Sí existe esa necesidad, es algo que he querido vivir, pero la misma rutina, el hecho de que estamos en el seminario se nos olvida todo eso, es sano y bueno, estando en este lugar se vive plenamente con todas las actividades que hacemos.

Desde la mañana bañarnos, arreglarnos, por la tarde el deporte, la oración, la misa, los aseos, todo eso llena nuestra vida, y el querer salir con los amigos, a fiestas a diferentes lugares, existe, pero con esta vivencia de todas las actividades nos llenan y no nos pasa muy seguido por la mente en ese aspecto.

Viviendo estos tiempos complicados, por ejemplo de pandemia, nuestra juventud prefiere hoy por el libertinaje; hoy en una sociedad donde el consumismo nos invade, es realmente una opinión personal, estamos invitados a acercarnos a Dios y ello nos invita a vivir mejor, y realmente la iglesia católica tiene una postura muy clara.

Los jóvenes de hoy necesitamos más que nunca a Dios en nuestras vidas, parece ser que los aparatos electrónicos nos acercan más a nuestras familias, pero es lo contrario, nos alejan.

¿Qué actividades distintas a las religiosas realizan en el seminario?

Son muy agradables, tenemos el torneo Palafoxiano, torneo de la raza, que se lleva a cabo el 12 de octubre.

Es una convivencia muy sana, muy buena que en este torneo participan los diferentes grupos, tanto la facultad de Teología como la de Filosofía.

​La vida de un joven seminarista; cambiar la fiesta por dedicarse a Dios
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También tenemos, a veces, convivios donde comemos pizza, hamburguesa, festejar con amigos seminaristas es algo que nos llena y nos gusta estando acá.

Los viernes es de comunidad, donde se hace la unión de grupo, vemos películas, practicamos algún deporte como básquet, futbol o voleibol.

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