Algunos médicos también ayudan a la gente después de la muerte. Tal es el caso de Julio César P. Camacho Hernández, quien se dedica a examinar los cadáveres de personas que murieron por hechos violentos, con el propósito de facilitar las investigaciones y que las autoridades impartan justicia.
El médico forense de la Fiscalía General del Estado (FGE) tiene 13 años de carrera y compartió con El Universal Puebla su interesante experiencia en el descubrimiento de los hallazgos que permiten determinar la identidad y edad de la persona que ha fallecido, así como la causa del deceso.
Sus conocimientos en fisiopatología le ayudan a tener el resultado más preciso.
¿Qué tiempo demora en la inspección de un cadáver?
Puede ser variable, hay casos, no porque tengan menor importancia, pero pueden ser tres horas y los de mayor relevancia, por la naturaleza del hecho, nos pueden absorber hasta ocho o diez horas.
¿Qué es lo más complicado al momento de realizar la inspección?
No debemos de perder de vista que, aunque se trata de un cadáver, actuamos en pro de sus derechos humanos. Siempre tratar en forma muy digna el cuerpo y la manipulación que se hace siempre con respeto, enfocados en buscar todos aquellos datos que nos puedan establecer en forma muy precisa el diagnóstico final.
Julio César creció en una familia de abogados. Se interesó por el estudio de las ciencias forenses en su juventud, aunque en su niñez sabía que quería ser médico. Fue al concluir la licenciatura cuando decidió especializarse en esta rama de la criminología que siempre está en el desarrollo de nuevos avances en el conocimiento.
¿Ha vivido momentos complicados en su profesión?
Bueno, los casos que manejamos son complejos por su naturaleza. En general son muertes violentas y requieren de nuestra dedicación total. Tenemos que ser muy minuciosos en nuestro trabajo, desde que empezamos a hacer una exploración externa y posteriormente la interna, no perder de vista ningún detalle. Siempre estar trabajando muy conscientes de lo que estamos haciendo y asimismo actualmente - en conjunto con otras disciplinas - hacemos un trabajo en equipo para dar el mejor resultado posible.
¿Ha encontrado algún obstáculo durante su carrera?
No, ningún obstáculo, lo que sí es que, como todo médico de todas las áreas, tenemos que dedicarnos, esforzarnos, actualizarnos y estar siempre con el mejor empeño para lograr buenos resultados.
Debido a lo delicado y absorbente que es su trabajo, Julio César prefiere darse tiempo para convivir con su familia y realizar actividades que despejen su mente.
¿La profesión lo eligió a usted?
Desde niño siempre, de forma nata, dije: quiero ser médico. Veía las películas, los anuncios y cuando iba yo a alguna consulta, me veía de bata y atendiendo a las personas.
¿Cómo alterna su vida profesional con la personal?
Llevo una vida personal normal, tengo hobbies, me gusta estar con mi familia, con mi esposa y, bueno, mi trabajo no ha sido en ningún momento un obstáculo. Claro, al inicio uno tiene que adaptarse, yo trabajo fines de semana y es complicado familiarmente hablando. Sin embargo siempre he tenido el apoyo de mi familia y eso me ha ayudado a desenvolverle y a desarrollarme totalmente.
¿Dentro de sus hobbies está ver películas de médicos, como cuando era niño?
Me gusta mucho también la comedia, divertirme. Siempre es bueno separarse un poco de nuestras ocupaciones profesionales por salud mental. Aunque en el momento estamos muy enfocados en lo que estamos haciendo, una vez que concluye nuestra jornada laboral debemos separarnos de estas situaciones para que no nos afecten.
¿Ser médico forense es su vida?
Sí, claro, me gusta mucho mi trabajo, es mi pasión, no me veo haciendo otra cosa.
¿Ha pensado compartir su conocimiento?
Bueno, a futuro empezar a formar buenos médicos, contribuir hacia los jóvenes que vienen atrás de nosotros porque al final ellos son el futuro. Eso está en mis planes.