El sonar de las sirenas le emociona. La adrenalina lo mantiene en alerta pese al cansancio. Creció entre muertos y accidentados y hoy parece que también heredará esa pasión a sus hijos.

La vocación de Eliezer Pérez Roldán para convertirse en técnico de urgencias médicas, bombero y rescatista todo terreno tiene un por qué.

En entrevista con el jefe del Departamento de Rescate Urbano y Grupo Relámpagos de la Secretaría de Protección Civil y Gestión Integral de Riegos de la capital de Puebla, compartió que en su niñez adquirió esta vocación.

“Desde niño nació la curiosidad, ya que mi madre, inició en Cruz Roja de Atlixco. Entonces, ya te imaginarás, a raíz de eso, el verla a ella a bordo de una ambulancia, manejándola y atendiendo pacientes me empezó a llamar la atención”, expresó.

Aunque aún era menor de edad, Eliezer aseguró que su interés aumentaba  conforme su madre iba escalando peldaños.

“Después, ella se volvió enfermera y me llevaba a su trabajo a ver cómo atendía desde lejitos, obvio lesiones mínimas y todo eso, ahí empezó la curiosidad para empezar en esto de atención médica pre hospitalaria”, señaló.

Con el ejemplo y el apoyo de su mamá y de su abuela, a los 17 años de edad decidió ingresar como socorrista a la Cruz Roja de su natal Atlixco, donde tomó el curso de Técnico en Urgencias Médicas y posteriormente estudio la carrera de enfermería.

“En todo momento mi madre y mi abuela, en paz descanse, fueron las que me apoyaron para seguir esta vocación que es muy bonita”, comentó.

Señaló que con el tiempo, su trabajo lo llevó a formar parte de las filas de la Secretaría de Protección Civil y Gestión Integral de Riegos de la capital de Puebla para convertirse desde hace dos años en el jefe del Departamento de Rescate Urbano, donde no sólo es un paramédico, sino bombero y un elemento especializado en rescates de altura, literal, un hombre todo terreno.

Aunque ama su trabajo, Eliezer confesó que lo más complicado es estar lejos de sus dos hijos, una niña y un niño, quienes en ocasiones le han reclamado la escasa convivencia.

“La verdad es que todos los que estamos en este medio pasamos más tiempo en el trabajo que en la casa, aquí son trabajos de 24 por 48 (horas). Hay gente que tiene doble trabajo de 24 por 48 y pues ya las otras 24 llegas a dormir y pues a medio estar con la familia”.

“En algunos ocasiones –abundó- sí me han dicho (mis hijos) que casi no estoy con ellos, que quisieran más tiempo, aunque en ocasiones entienden que hay que seguir trabajando”, compartió.

No obstante, el jefe del Departamento de Rescate Urbano y Grupo Relámpagos dijo que en sus días de descanso toda su atención es para sus hijos.

“Los días que tengo de descanso intento estar con ellos, salir a jugar, platicar, disfrutar una película, hacerles de comer, me encanta hacerles de comer a mis hijos, lo que más pueda para tratar de recuperar un poco del tiempo del trabajo”, detalló.

Aseguró que lo llena de orgullo escuchar que sus dos hijos quieren seguir sus pasos, como él los de su madre.

“Mi hijo quiere ser médico y mi hija quiere ser rescatista. Anteriormente me acompañaban aquí al trabajo cuando no había pandemia y pues veían cómo salíamos a las unidades, y emocionadísimos. Sí quieren seguir los pasos”, dijo con voz entrecortada.

Por el amor que tiene a sus pequeños, Eliezer dijo que cuando tiene que atender una emergencia relacionada con niños le afecta mucho.

“Lo más complicado para mí y hasta la fecha es atender a niños, eso siempre me ha pegado mucho, el ver lesionado a un niño sí me quiebra y hasta he llorado, la verdad sí he llorado porque sí me pega bastante”, expresó.

Sin embargo, aseguró que su vocación de servir lo hace continuar para salvar vidas, aunque al final del día, al llegar a la estación o a la casa, llegue afectado emocionalmente.

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