Con o sin bajos niveles, la presa de Valsequillo es una barrera humana para la fauna con sus altos niveles de contaminación, según lo advierte la activista medioambientalista Verónica Mastreta Guzmán.
En entrevista con El Universal Puebla sobre la crisis que se observó en el cuerpo de agua en las últimas semanas con el retraso de las lluvias, expuso que las aves y especies acuáticas de por sí encuentran condiciones complicadas.
La presa, recordó, se nutre de las aguas del río Alseseca y de la cuenca del río Atoyac, en la que la asociación Dale la Cara al Atoyac ha logrado documentar la presencia de contaminantes superiores a la norma.
En el caso de las aves, detalló, se han llegado a ver algunas especies en las aguas superficiales más alejadas del ingreso del agua, pues el lirio permite una mejor calidad en las capas altas.
"Ese tipo de fauna también la puedes ver en los alrededores de Valsequillo y pueden buscar agua superficial, lo que está muy, muy contaminado es lo que está entrando a la presa", dijo.
De acuerdo con Mastreta Guzmán el tipo de aves en tránsito que pasan por Valsequillo son similares a las que llegan a la laguna de San Baltazar que está cercana.
Asimismo llegan a la continuidad del río Atoyac que unos 15 kilómetros después de la presa y con rumbo a Guerrero, se regenera y permite mejores condiciones para la fauna.
"El río se regenera, obvio ¿qué los afecta? Pues la barra humana, siempre es la barra humana", agregó.
Sin embargo las condiciones no son iguales para la fauna acuática, pues a diferencia de las aves que pueden transitar hacia aguas de mejor calidad, los peces y tortugas tendrían que sobrevivir en la presa y su contaminación lo dificulta.
La activista resalta la experiencia al frente de la asociación civil Puebla Verde que desde hace 34 años y tras encontrarla contaminada y con deterioro, trabaja en la recuperación y conservación de la laguna de San Baltazar.
Al respecto Mastreta Guzmán advierte que tanto el río Atoyac como la presa de Valsequillo podrían refugiar fauna de estar limpias.
"El año del Covid, no sé qué pasó, pero a mí me mandaron una foto de patos en el Atoyac, toda la fauna que está en la laguna podría estar perfectamente en el río y de hecho debería estar a lo largo del río", comentó.
Una prueba del refugio que representan los cuerpos de agua de calidad para la fauna en la ciudad, expuso, es la misma laguna, en donde han logrado crear condiciones para la llegada de nuevas especies con el paso de los años.
Un ejemplo de ello, dijo, es el pato mexicano del que hace 12 años vieron llegar a una primera pareja y ahora, con la conservación, han logrado la llegada de parvadas numerosas.
La lista de aves sin embargo es mayor y en el último catálogo realizado este año se identificaron 45 especies distintas y cuya protección es relevante.
Según el documento, un dos por ciento de ellas están sujetas a protección especial, otro dos en peligro de extinción y otro dos están catalogadas como amenazadas por autoridades medioambientales.
La asociación a cargo de la laguna también ha logrado introducir peces que complementan el ecosistema e incluso tortugas de río que existieron en Puebla cuando las aguas de calidad bajaban de La Malinche a la ciudad.
La crisis de Valsequillo por los bajos niveles de la presa, señaló Mastreta Guzmán, podrá superarse de continuar las lluvias de los últimos días y con ellas se logrará la recarga suficiente para la próxima temporada de estiaje.
Sin embargo el problema seguirá siendo la contaminación del agua por las descargas industriales irregulares y la falta de plantas que traten los descargues de drenajes de la ciudad.
Esas condiciones, explica, hacen difícil la vida de la fauna y de paso también han llevado a los campesinos de Tecamachalco que usan la presa de Valsequillo para riego, a mudar de las hortalizas a alimentos que no se coman crudos.