Debido a los altos niveles de violencia en el estado, el Congreso de Puebla elabora una iniciativa de ley para promover la cultura de la paz.
El proyecto lo impulsa la diputada Xel Hernández García, quien forma parte de la bancada del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y preside la Comisión de Educación.
En entrevista con El Universal Puebla, expuso que existe una ley nacional de este tipo en Perú y hay un movimiento en la ciudad colombiana de Medellín, donde ha dado resultados como la firma de un acuerdo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para lograr la paz.
En el caso de México, agregó, hay estados con intentos fallidos, por lo que su propuesta se basa en propuestas viables.
Sobre el conflicto en la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), la presidenta de la Comisión de Educación llamó a reflexionar sobre lo que le toca al Congreso.
- ¿Cómo llegó a representar la Comisión de Educación?
-Es una intención que yo he tenido desde que supe que me había favorecido la mayoría porque siento que no hay nada sin educación. La educación es el eje rector.
He tenido muy buenas experiencias en el área de educación. Mi familia se ha dedicado a eso y fue mi bisabuela quien nos heredó esa vocación. Eso me ha inspirado a seguir construyendo en esta materia.
- ¿Qué sigue para la comisión?
- Algo que hemos tratado de trabajar mucho ha sido el tema de la cultura de la paz. Estamos haciendo una ley completa, hasta ahorita ya llevamos nueve artículos que incluyen o involucran esta parte de la educación.
Lo que queremos es concebir la educación no solamente como un requisito o como un período de la vida, una parte netamente formativa de la infancia, sino ir más allá y la realidad es que nosotros seguimos aprendiendo a la largo de la vida.
La educación no se queda en las aulas, tiene que tener la capacidad de transformarse y empezar a tomar los espacios públicos. ¿Y a qué me refiero? Vamos a rescatar este tipo de temas dentro de la ley, que es el tema de la apropiación de los espacios públicos, culturalmente hablando, salvaguardar por supuesto el patrimonio biocultural, la cultura de las comunidades, la importancia que tienen para preservar la paz y tener una identificación con el entorno.
Tenemos que aprender a ser buenos ciudadanos.
- ¿En dónde se ha avanzado con leyes de este tipo y para qué sirven?
-Existe en Perú la Ley de la Cultura de la Paz. Pero nosotros nos enfocamos más en la experiencia de Medellín, Colombia, donde más allá de una ley se convirtió en un movimiento que surgió a partir del acuerdo con las FARC, las guerrillas del sur. El fundamento principal es que una sociedad que vive constantemente en la violencia, en este caso por la guerra, va a ser afectada de una u otra manera. ¿Cuántos de nosotros realmente dejamos ir a nuestros pequeños a la primaria solos como lo hacen países del primer mundo como Alemania o Estados Unidos? Claro que no, no nos arriesgamos. Porque se los van a robar. Porque ¿qué les va a pasar? ¿Y si se pierden en el camino? Nuestra cultura social no se presta para fomentar la individualidad de las personas. Entonces ¿cómo nos afecta la violencia? ¿Cómo nos afecta la inseguridad? ¿Cómo nos afecta que exista el narcotráfico o el narcomenudeo? Afecta más porque no podemos desarrollarnos a plenitud.
La ley de la cultura de la paz nos exige que las condiciones sociales de las comunidades sean viables, que permitan el desarrollo pleno del bienestar.
Tener la posibilidad de salir a jugar hasta las 10 de la noche sin miedo a que llegue alguna pandilla y nos violente.
Hemos revisado también otras iniciativas que se han hecho en el pasado en México, pero ninguna se ha concretado. Nosotros estamos tratando de subsanar esas partes, ver qué fue lo que no se hizo o lo que determinó que esas leyes no se aplicaran.
- ¿Cómo se ve el caso UDLAP desde la comisión?
-Ya se esclareció cuál es el procedimiento que se tiene que seguir.
El tema de la UDLAP es una competencia jurídica, es una competencia de intereses entre particulares y a mí se me hace lamentable que por el tema económico no se pueda llegar a un acuerdo, a una negociación de las partes, y que afecte tanto a toda una comunidad educativa.
Sin embargo, yo misma les he indicado a mis compañeros que fuéramos muy críticos con lo que ocurre. Yo sé que son personas que tienen mucha formación, que es una universidad de prestigio y que nosotros como comunidad universitaria en su momento tenemos que elevar nuestro nivel de actividad social, aprender a evaluar las situaciones y tomar decisiones y sí hacer movilizaciones y sí hacer acciones, pero informadas. Muchos de ellos han tenido oportunidad de escuchar el mensaje y creo que ya también por eso se ha modificado un tanto la postura, por supuesto que es necesario que se esclarezca.
El Congreso genera pronunciamientos. La realidad es que hay impugnaciones de por medio, por aquí sale un decreto del tribunal y por aquí la otra parte la impugna y viceversa, entonces es un tema que tiene que ser directamente resuelto por la parte jurídica. Y como bien lo mencionaba el presidente de la Junta de Coordinación Política, que realmente hay que dejar hacer a las partes lo que les toca. Ni ellos vienen a hacer las leyes porque es un tema de especialidad ni nosotros vamos a ir a dictaminar porque nosotros no llevamos la investigación.
Nosotros como la bancada nos hemos pronunciado siempre a favor de la apertura académica.
- ¿Qué sigue después de la pandemia?
-El regreso a clases es inminente. Nuestro equipo de trabajo está yendo a visitar de tres a cuatro unidades educativas de nuestra región, estamos elaborando fichas técnicas en cada una, de las condiciones, quiénes son los directivos y representantes de padres de familia, cuáles son sus opiniones o sus requerimientos. Nosotros atendemos también a directivos de escuelas y la intención es vincular las solicitudes con las áreas correspondientes de la secretaría. Además, con estas fichas técnicas queremos tener un diagnóstico general.