Entrevistas

Agua Sofía, una mujer transgénero con la libertad de ser lo que realmente quiere

Con la aprobación de la Ley Agnes en el estado de Puebla, las personas transgénero podrán tramitar el acta de nacimiento con su nueva identidad.

Agua Sofía se considera activista de la causa transgénero.
18/03/2021 |00:34Liliana Alcántara |
Liliana Alcántara
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La noche del viernes 13 de noviembre del 2020, aún con su aspecto de hombre, reunió a su familia en la sala de su casa para confesarles que tenía años sintiéndose en el cuerpo equivocado y que, por lo tanto, iniciaría su transformación para convertirse en una persona transgénero. A partir de ese momento eligió llamarse Agua Sofía.

Durante su transición ha sentido miedo y ha tenido muchas dudas, pero ahora es activista y se ha sumado a las voces que demandan mayores oportunidades y un freno a la discriminación.

Su transformación ocurrió casi al mismo tiempo en el que el Congreso del Estado de Puebla iniciara el proceso que culminó el 25 de febrero del 2021 con la aprobación de la Ley Agnes, la cual permitirá a las personas transgénero tramitar el acta de nacimiento con su nueva identidad.

Agua Sofía –recién egresada de la carrera de Ciencias Internacionales de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP)- considera que ese es el primer paso de muchos que deben darse para que sean reconocidas porque “hemos sido marginadas de muchos espacios”, incluso por personas que ahora comparten su género, pues fue una mujer quien la despidió de su empleo cuando comenzó su transición.

¿Cómo fue que fuiste descubriendo tu nueva identidad?

-Es una historia no tan convencional como las que regularmente tenemos. Por lo general, desde pequeños algunas personas reconocen que les gustan las cosas del género opuesto. Sin embargo, en mi caso fue hasta que terminé la carrera que empiezo a descubrir las diferentes vertientes de la diversidad. Yo me consideraba en esos momentos una persona homosexual porque pensaba que era hombre. No había cuestionado hasta ese momento mi género…Ha sido una transición tardía… pero es complejo porque no solo tienes que cuestionar la masculinidad sino también la feminidad. No todas las personas tenemos la oportunidad de irnos construyendo y saber qué es lo que queremos y creo que es un proceso muy fuerte, pero valioso porque es la capacidad de ser quien realmente quieres ser.

-Una vez que descubriste tu identidad, ¿cómo ha sido el proceso?

-Lo primero que hice fue pedir ayuda profesional a una psicoanalista en la Ciudad de México. Posteriormente a mis amistades conforme yo iba entendiendo las cosas.

-En este proceso ¿tuviste dudas o miedos?

-Sí, la transición es un proceso muy intenso de una conversación contigo mismo. Cuando eso sucede tienes que luchar con la forma como has sido construida y en ese momento es cuando decides si eso es para ti o no. Entonces sí es una lucha, sí es un proceso, a veces, muy doloroso porque vivimos en una sociedad que tiene estándares, normas, reglas y cuando una no pertenece a esas categorías es cuando viene la disrupción. Es un proceso largo, las transiciones de cualquier tipo no se dan de la noche a la mañana.

-¿Cómo fue que revelaste tu nueva identidad? ¿A quién se lo confiaste primero?

-Fue una salida del closet muy tradicional.  En mi caso fue cuando yo estaba convencida, después de unos años de terapia, de que realmente yo era una mujer transgénero. Primero se lo conté a mi mamá para tantear cuál iba ser la respuesta de mi familia. Mi mamá me dijo que ella ya lo presentía, me dio palabras de aliento y de apoyo y que cuando estuviera preparada se lo dijera a la familia. Recuerdo bien que fue una noche, poco antes de mi cumpleaños, porque yo ya quería pasar ese cumpleaños como Sofía. Entonces me decidí a hablarles y claro que el miedo y los nervios te devoran. Es una carga muy pesada estar dentro del closet o al menos no vivir como quieres. Y esa noche no la voy a olvidar porque senté a las personas más importantes en mi familia. Ese fue un gran paso. Recibí mucho apoyo. Mi hermano creo que es el que más lo entendió porque yo con él platicaba mucho. Desde mi abuelo hasta mi hermano me recibieron muy bien… Las primeras veces que me vieron como Sofía fue complicado, pero no se requiere de inteligencia sino de una actitud y de amor… El proceso ha sido tranquilo, todavía tienen sus reservas, pero no cambiamos como personas, solo cambiamos nuestra apariencia.

-¿Qué retos has enfrentado y qué pasos siguen las personas que cambian su identidad de género?

- Es importante aclarar que la identidad de género, cuando inicias una transición, no lleva implícito un tratamiento hormonal... El tratamiento hormonal está más enfocado en lo estético, porque el sentirte y el saberte mujer es algo mental…Los tratamientos hormonales son para sentirse más a gusto con tu cuerpo, pero hay personas que no lo llevan a cabo.

Estoy encontrando muchos impedimentos. El primero es el acceso a la salud, que es básicamente a este tratamiento hormonal, porque no lo brinda ninguna institución de salud pública y se tiene que hacer de forma particular. No he querido recurrir a la automedicación porque las consecuencias han sido muy catastróficas, en muchas ocasiones mortales para muchas chicas que recurren a prácticas nada saludables… Así que el tema de salud es un obstáculo porque las consultas, los estudios, las hormonas, no son económicas y no tengo ingresos fijos por ahora porque también me he encontrado muchos obstáculos para encontrar trabajo, precisamente porque mis documentos no están homologados con mi apariencia física y sí he visto que en algunos espacios hay discriminación latente.

Hace dos años estaba trabajando en una sucursal de natación y aunque la dueña me decía que hacía un trabajo excelente, como dejé crecer el cabello, ella se excusó en la cuestión del reglamento para decir que sus clientes no iban a estar de acuerdo en que las recibiera, en ese entonces, un hombre con cabello largo. Sin embargo, los clientes hasta me hacían comentarios positivos y no se lo dije a ella porque sabía que se estaba buscando excusas para despedirme.

-¿Ahora como activista, te involucraste en la aprobación de la Ley Agnes?

-Sí, tuve la oportunidad de estar en este proceso. He conocido a personas que me han enseñado que el valor de la dignidad está por sobre todas las cosas y también el hacer valer los derechos. Entonces me inicié a la par, sino es que un poco antes, y tuve la dicha de estar en todo este proceso que fue la aprobación de la Ley Agnes, que en efecto es un gran avance no sólo en términos legislativos sino sociales.

Es el primer paso de muchos otros porque tenemos que seguir trabajando en temas de educación, de empleo, de salud, de vivienda… hacer saber a la sociedad que existimos, que tenemos necesidades como cualquier otra persona y esta fue la primera victoria de muchas.

-¿Cuál es el siguiente paso?

-El proceso todavía continúa, aunque ya fue aprobada por el congreso tiene que ser ratificada por el gobernador y publicarse en la Gaceta para que tenga validez. A partir de ahí las instancias involucradas tienen que aprobar los reglamentos que se van a necesitar para llevar a cabo el cambio de identidad. Considero que lo que sigue es la concientización, para que tengamos las mismas oportunidades que los demás porque es evidente que las personas trans hemos sido marginadas de muchos espacios.

LEY AGNES. Aprobada por el Congreso del Estado de Puebla el 25 de febrero del 2021. Puebla se convierte así en el estado número 14 en reconocer los derechos jurídicos y civiles de las personas transgénero. La ley establece que “cualquier persona puede pedir el levantamiento de una nueva acta de nacimiento para el reconocimiento de su identidad de género” y especifica que para el cambio de identidad no se requiere modificación estética. Desde el 2013 se presentó la primera iniciativa en esta materia, un año después del asesinato de la activista transgénero Agnes Torres.