Las paredes del socavón de Santa María Zacatepec, Puebla, revelan más de 30 mil años de historia de la actividad volcánica del Iztaccíhuatl y el Popocatépetl.
Durante una conferencia organizada por el Instituto de Geología de la UNAM, Ramón Espinasa Pereña, especialista en vulcanología, señaló que hace 30 mil años, una porción del Iztaccíhuatl tuvo una gran erupción.
“Lo que se llama el Volcán Pies del Iztaccíhuatl tuvo una gran erupción y un colapso, un periodo bastante extenso de actividad que generó flujos de cenizas, bloques, lahares, que poco a poco se han acumulado en la región baja de tal manera que toda la zona fue rellenada por muchísimas capas de productos eruptivos que habían bajado por la zona”, explicó el especialista.
Muchos años después una erupción del Popocatépetl, ocurrida hace 800 años, cubrió de cenizas toda la porción oriental del volcán Iztaccíhuatl. Las lluvias posteriores movilizaron las cenizas para generar una serie de flujos de lodo que bajaron por las barrancas.
Durante su exposición, Espinasa Pereña mostró las siguientes imágeness satelital en las cuales se puede apreciar la zona en la que se depositó el material volcánico.
De tal forma que la zona donde apareció el socavón de Puebla está constituida por los depósitos del Volcán Pies y, posteriormente, por los flujos de lodo o lahares provocados por la erupción del Popocatépetl.
El especialista del Instituto de Geología mostró imágenes de las paredes del socavón ubicado en el municipio de Juan C. Bonilla, donde se pueden identificar claramente la presencia de los materiales volcánicos.
“Lo que podemos ver es que la parte más superficial corresponde a los flujos de lodo generados por una erupción del Popocatépetl hace 850 años, y estos están cubriendo los depósitos piroclásticos del Iztaccíhuatl”.
En la capa de los depósitos piropclásticos del Iztaccíhuatl hay una serie de cavidades. Dichas cavidades fueron muy claras cuando aparecieron las imágenes de los perritos atrapados en el socavón.
El agua fluye a través de dichas cavidades, arrastra alguna de las partículas más finas poco a poco, lo que va generando una cavidad, la cual al final se colapsa y genera un socavón como el de Santa María Zacatepec.