Quienes ya viven en casas convencionales, construidas con materiales como concreto y acero, pueden transformarlas en espacios ecológicos o sustentables, y con ello contribuir a reducir los efectos en el cambio climático, dijo Octavio Flores Hidalgo, urbanista y doctor en Procesos Territoriales.
En entrevista con El Universal Puebla mencionó que en Puebla hay una tendencia entre la población de contar con una vivienda sustentable, donde puedan tener terrazas verdes, huertas de traspatio y sistemas de ahorro en el consumo de luz, agua y combustible.
En la capital del estado existen ejemplos -citó- donde están construyendo ecovillas o ecoaldeas para un fraccionamiento ecológico en San Francisco Totimehuacán.
Incluso, agregó que los inmuebles históricos del siglo XIX que se encuentran en el Centro Histórico de Puebla fueron hechos con materiales como piedra y tierra, porque no existía el concreto ni el acero, y al paso del tiempo se mantienen.
Sin embargo, refirió que Puebla, en comparación con otras entidades, va muy lento en el material, principalmente por el tipo de densidad que hay en la ciudad, por lo que es mucho más sustentable en periferias con ciudades medidas de 200 mil habitantes.
El también profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), explicó que una vivienda ecológica es aquella que cuenta con condiciones de eficiencia energética, ambientales, criterios de ventilación, criterios de sistemas constructivos, y no tienen nada que ver con poner fotoceldas o calentadores solares, eso es solo una vivienda que genera ahorros energéticos, pero no es sustentable.
La vivienda sostenible o amigable con el ambiente no genera deterioro por la bioconstrucción; además, dependiendo de los materiales que se empleen para construir los interiores, vamos a tener una calidad de vida interna saludable.
Una vivienda ecológica también tiene que contar con sistemas de captación de agua de lluvia, separación de aguas negras y sus tratamientos, cómo se vive en el espacio, sistemas de confort, de iluminación, que no sean excesivos y que permitan una forma de vida saludable.
“No le tengan miedo ni a la cal, no crean que el cemento y el acero son la panacea, solo tienen 150 años y han demostrado que tienden a deteriorarse más rápido y que han colapsado. Hay formas de restaurar un muro de adobe y se deben de cuidar más esas joyas que valen 30 por ciento más, en comparación con una vivienda convencional”, acotó.
Recordó que el Premio Pritzker de Arquitectura, que es el equivalente al premio Nobel, recientemente fue otorgado a Francis Kéré, un arquitecto africano que está usando arcilla, piedra y sistemas tradicionales e históricos de construcción con nuevas formas de hacer casas de acuerdo a las demandas del siglo XXI.
Octavio Flores puntualizó que la gran diferencia entre una vivienda convencional y una ecológica radica en que la primera se edifica muy rápido y se construye en cualquier época del año.
Una vivienda sustentable suele ser un 10 por ciento más cara, pero los efectos de ahorros energéticos y de beneficios son mayúsculos que se recuperan en no más de cinco años.
Otra diferencia es que el dinero se queda en la comunidad, la experiencia de vida es de la gente, y con la ayuda de un especialista puedes autoconstruir y con ello abaratar costos.
Reconoció que la diferencia en contra es que una casa sustentable se toma más tiempo, porque va a depender del ciclo de vida de los materiales para encontrar los más adecuados, por ejemplo contar con madera completamente seca para construir la casa y provoque efectos negativos en la vivienda.
Una casa ecológica tampoco significa que debe ser fea o sencilla, ya que en su experiencia conoce casas de lujo en Tlaxcala de 200 metros cuadrados de construcción, con huertos, tratamientos de agua, captación de agua pluvial y sistemas ahorradores de energía.
“Llegó el INEGI, vio que eran muros de tierra, materiales de paja y adobe y la calificaron como pobre por los materiales, pero la casa no vale menos de 5 millones, ya que tiene una calidad constructiva y de diseño fantástica”, subrayó.
Dijo que desde la UPAEP a los estudiantes se les forma en arquitectura sostenible y diseño participativo, para que los alumnos se concienticen entre lo social y lo ambiental, más allá de la parte económica.
Además, cuentan con profesionistas para orientar al público en general que esté interesado en llevar a cabo un proyecto de vivienda ecológica o que desee reconvertir una casa convencional en una vivienda sustentable.