El gobierno del estado de Puebla cuenta con un protocolo para prevenir, detener, atender, y en su caso sancionar, hechos de hostigamiento y abuso sexual, discriminación, acoso, maltrato y violencia en contra de niñas, adolescentes y mujeres estudiantes de escuelas oficiales y particulares.
Se trata de un protocolo vigente desde el 20 de enero de 2020, dirigido a instituciones registradas ante la Secretaría de Educación Pública (SEP).
El documento especifica algunas conductas que pueden encender la alerta para detectar a posibles agresores, ya sea estudiante o personal educativo.
Cabe recordar que el 10 de marzo pasado, ocurrió un hecho de violencia en la preparatoria 2 de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), en el que un alumno agredió a un profesor con un martillo.
Dicho protocolo establece que es deber del funcionario público, personal directivo, docente e integrantes de la comunidad escolar que tenga conocimiento de los hechos, informar de forma inmediata a las autoridades competentes para su intervención.
“Guardar silencio respecto de cualquier hecho señalado, implicará corresponsabilidad por omisión”, advierte.
En el protocolo se establecen “Comportamientos de Presuntos Agresores o Agresoras Menores de Edad” tales como:
-Falta de empatía.
-Baja autoestima.
-Generalmente no autorregula o reflexiona sobre su comportamiento y/o emociones.
-Se considera el centro de atención.
-Presenta bajo rendimiento en estudios, ausentismo o repetición de cursos.
-Presunción de estar consumiendo de alcohol u otras drogas.
-Presenta trastornos de conducta.
-Cuenta con antecedentes familiares de violencia.
-Expresa actitudes desafiantes y amenazantes hacia compañeros y personas a su alrededor.
-Presenta una actitud hostil y desafiante con compañeros, docentes padres de familia o tutores.
-Uso de información inusual para la edad sobre temas sexuales.
-Conocimiento de temas sexuales y/o conducta inapropiada a su edad.
En el caso de “Comportamientos de Presuntos Agresores o Agresoras Adultos”:
-Presenta bajas expectativas y expresiones negativas hacia niñas, adolescentes y mujeres (“es un desastre”, “no sirve para nada”, “es incontrolable”, “daña al grupo”, “sale con muchos”, “se viste de forma provocativa”, “es inmoral”, etc.)
-Realiza conductas discriminatorias, machistas, homofóbicas o misóginas en contra de niñas, adolescentes y mujeres.
-Oculta lesiones de niñas, adolescentes y mujeres mediante explicaciones poco coherentes, contradictorias e ilógicas.
-Priva a niñas, adolescentes y mujeres de construir relaciones sociales (no le permite visitar amistades y/o parientes).
-Tiende a naturalizar la violencia como forma de relación interpersonal y solución de conflictos.
-Utiliza como castigo golpes, humillaciones, causar dolor físico o emocional, como mecanismo de disciplina y control.
-No demuestra preocupación por niñas, adolescentes y mujeres, ni por satisfacer sus necesidades básicas o por el contrario puede mostrarse extremadamente protector (a).
-Muestra apatía, desinterés y/o depresión o presenta un pobre control de impulsos.
-Busca estar a solas con niñas, adolescentes o mujeres en espacios que carezcan de protección o de vigilancia de terceras personas.
-Utiliza la amenaza o el chantaje afectivo como mecanismo de sumisión.
-Tiende a recurrir al engaño o seducción, valiéndose de su posición de superioridad o poder frente a niñas, adolescentes y mujeres.