El peso mexicano y su sistema decimal se emitió por primera vez durante el Segundo Imperio mexicano encabezado por Maximiliano de Habsburgo; anteriormente las unidades monetarias que se utilizaron en el país fueron los reales y los escudos.
La emisión del peso fue una de las primeras acciones como gobernante de Maximiliano, quien fue proclamado emperador de México en 1864 a propuesta de Napoleón III.
El peso fue la primera acuñación en el país bajo el sistema decimal, señala la “Historia de la moneda y del billete en México”, del Banco de México (Banxico).
De acuerdo con Popular Science, el peso mexicano fue la primera moneda en el mundo que utilizó el símbolo $, incluso antes que el dólar estadounidense.
Las monedas de Maximiliano destacan por su bello acabado, con el perfil del emperador en el anverso y la leyenda MAXIMILIANO EMPERADOR.
En el reverso de la moneda está el escudo imperial, la leyenda IMPERIO MEXICANO, la denominación y el año.
El diseño de estas monedas, acuñadas en plata de 10 y 5 centavos, y las de cobre de un centavo, corrió a cuenta de Sebastián Navalón, Cayetano Ocampo y Antonio Spíritu, señala Banxico.
México perdió más de la mitad del país en el siglo XIX, y el país enfrentó importantes transformaciones políticas y sociales, acompañadas de la escasez de dinero.
La gran inestabilidad política y social se reflejó en las cinco constituciones dictadas en la época y las guerras con invasores extranjeros.
En la segunda mitad del siglo la minería tuvo una recuperación, aunque no logró los niveles que tenía antes de la guerra de independencia.
La plata acuñada en moneda era el primer producto de exportación del país, pero las ganancias de su comercialización no se usaron para mejorar la planta productiva, sino para pagar intereses de la deuda externa.
A finales del mandato del poblano Ignacio Comonfort se hizo un intento por modificar el sistema monetario para adoptar el decimal, lo que se ordenó por decreto en 1857, pero no se logró su aplicación después de que ese mismo año concluyó su gobierno por un autogolpe de Estado.
Con la llegada de Benito Juárez y ante la suspensión del pago de la deuda externa de México, Napoleón III encontró la justificación de la Intervención Francesa, aprovechando el apoyo de grupos conservadores para colocar al príncipe austriaco Maximiliano de Habsburgo frente al gobierno mexicano.
A la caída del segundo Imperio, con la restauración de la República bajo el mando de Benito Juárez, se continuaron acuñando pesos de oro en denominaciones de 20, 10, 5, 2.5 y 1 peso.
El gobierno de Juárez también acuñó monedas de plata de 1 peso, 50, 25, 20, 10 y 5 centavos. En el anverso tenían el escudo nacional y la leyenda República Mexicana.
Los pesos juaristas tenían en el reverso, de la mitad hacia abajo, una balanza que representa al poder Judicial con la palabra LEY, al fondo una espada cruzada que representa al poder Ejecutivo, y en el margen inferior la denominación con letras.
Este tipo de monedas se acuñó de 1869 a 1905, con algunas interrupciones.
En 1905, el gobierno de Porfirio Díaz implementó una reforma monetaria de gran importancia ue disminuyó la acuñación de moneda hasta que se mantuvo solamente la acuñación de la antigua Casa de México, que fue la primera del continente y que tiene más de 460 años de funcionamiento.
Debido a la escasez de plata, esta reforma adoptó el patrón oro y se modificó la ley de monedas, utilizándose por primera vez la inscripción ESTADOS UNIDOS MEXICANOS que se conserva hasta nuestros días.
Así se crearon monedas de oro en denominaciones de 10 y 5 pesos que presentan, por primera vez desde la instauración de la República, la efigie de Miguel Hidalgo y Costilla.
Entre las monedas de la etapa porfirista se destaca la primera moneda conmemorativa, el llamado peso de caballito, diseñado por el francés Charles Piller para conmemorar el centenario de la Independencia de 1910.