El uso de las tarjetas de débito es común, principalmente para que una gran cantidad de trabajadores reciban su salario vía transferencia, así como para el envío de dinero a familiares o bien para pagar cualquier transacción comercial con ellas.
Sin embargo, sus poseedores deben tener presente que el Servicio de Administración Tributaria (SAT) supervisa, con la colaboración de las instituciones bancarias, los ingresos y movimientos de las cuentas.
Esto se realiza con el propósito de detectar montos elevados o movimientos inusuales, ante lo cual, llegado el caso, los titulares de las cuentas deben justificar los movimientos y, por lo tanto, la procedencia de los recursos depositados en sus cuentas.
En general, no existe una prohibición para que una persona tenga varias tarjetas de débito, lo que en ocasiones le puede ayudar a organizar sus finanzas.
Lo que se debe tener presente es que el SAT puede revisar la congruencia entre los ingresos, egresos y saldos de cada cuenta.
En consecuencia, es necesario que los titulares de las tarjetas de débito conozcan las normas del SAT aplicables en su caso.
Existen algunas posibles desventajas que deben ser evaluadas, entre ellas:
Un elemento básico a considerar es que, en México, el SAT no establece un monto específico de dinero que se puede tener en una tarjeta de débito, pero las autoridades fiscales monitorean los depósitos en efectivo que superen los 15 mil pesos al mes.
Este monitoreo no implica de manera automática que se deban pagar impuestos por esos depósitos, pero sí puede motivar que el SAT investigue el origen de los recursos.