Durante décadas, lucharon en el plano laboral por acceder a empleos de oficina o ejercer un cargo directivo, gerencial o ejecutivo, como consecuencia de contar con estudios de licenciatura o posgrado.

Sin embargo, esto parece estar cambiando con los integrantes de la, compuesta por los nacidos entre mediados de la década de 1990 y principios de la década de 2010, quienes no hace mucho comenzaron a integrarse formalmente al campo laboral.

Esto ha provocado una redefinición del panorama laboral, en el que el concepto de empleo de “cuello azul” se convierte en una constante, lo que implica que su ámbito no se limita a trabajos de oficina o tecnológicos.


Los trabajos de cuello azul

En términos generales, los trabajos de “cuello azul” se definen como aquellos que requieren labores manuales o cualquier tipo de trabajo que no implique estar en una oficina, como ocurre en sectores como la construcción, la manufactura y el mantenimiento.

El término se relaciona con los tonos oscuros que caracterizan los uniformes o prendas que comúnmente usan quienes trabajan en estos sectores de la actividad productiva.



En concreto, son aparentemente opuestos a la vestimenta que caracteriza a los profesionistas, oficinistas y en general a quienes, por el ámbito laboral en el que se desempeñan, deben usar camisa y corbata de manera cotidiana.

Los integrantes de la generación Z están buscando los llamados trabajos de “cuello azul”, valorando la estabilidad, las habilidades prácticas y las oportunidades de crecimiento.

En general, los trabajos de “cuello azul” implican un mayor esfuerzo manual que los de “cuello blanco”.

En el plano laboral, los oficios que requieren vestimenta especial de color oscuro incluyen, entre otros, soldadores, mecánicos, electricistas y trabajadores de la construcción, empleos que en tiempos recientes han sido revalorizados en cuanto a sus ingresos y remuneración.

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