Las grasas trans, también llamadas ácidos grasos, se forman a través de un proceso industrial que añade hidrógeno al aceite vegetal, lo que hace que el aceite se vuelva sólido a temperatura ambiente.
De acuerdo con la Clínica Mayo de Estados Unidos, entre las consecuencias por su consumo se encuentra el aumento del riesgo de ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y diabetes tipo 2.
Además aumentan el colesterol, el cual puede acumularse en las paredes de las arterias y esto a su vez aumenta el riesgo de sufrir un ataque cardíaco o accidente cerebrovascular.
El pleno de la Cámara de Diputados aprobó, por unanimidad de 472 votos, adicionar el artículo 216 Bis a la Ley General de Salud, para establecer la regulación de las grasas trans en alimentos y bebidas no alcohólicas.
Con esta decisión, ningún alimento procesado podrá contener en su presentación para venta al público aceites parcialmente hidrogenados.
A través de Twitter, la Organización Mundial de la Salud (OMS) felicitó a México por esta decisión:
“Felicitamos a México por este importante avance en beneficio de la salud, el consumo de las grasas trans no tienen ningún beneficio conocido y entrañan enormes riesgos para la salud; con su eliminación se previenen enfermedades no transmisibles como cardiopatías coronarias”, señaló la OMS en sus redes sociales.
La OMS ha estado desde hace años en una lucha contra la obesidad que es consecuencia del consumo de alimentos poco sanos, como aquellos que contienen grasas trans.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom, mencionó recientemente que las campañas de dicha organización ha conseguido que unos dos mil 600 millones de personas estén protegidas por regulaciones contra estos ingredientes nocivos.
Las grasas trans son un tipo de grasa artificial creada por un proceso de hidrogenación parcial de las grasas vegetales líquidas.
Este proceso les da una consistencia más sólida y una mayor durabilidad, lo que las hace útiles en la fabricación de productos alimenticios como margarinas, pasteles, galletas y productos fritos.
Los estudios han demostrado que las grasas trans tienen efectos adversos en la salud humana, ya que se ha encontrado que aumentan los niveles de colesterol LDL, también conocido como "colesterol malo", y disminuyen los niveles de colesterol HDL, también conocido como "colesterol bueno", lo que aumenta el riesgo de enfermedades del corazón y derrames cerebrales.
Además, las grasas trans pueden aumentar la inflamación en el cuerpo y aumentar el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes, la obesidad y la enfermedad hepática grasa no alcohólica.
La mayoría de los expertos en nutrición recomiendan limitar el consumo de grasas trans y optar por fuentes de grasas saludables como nueces, semillas, aguacates y aceites vegetales no hidrogenados.
En algunos países se requiere que se etiqueten los productos alimenticios que contienen grasas trans para ayudar a los consumidores a tomar decisiones informadas sobre su alimentación.