Desde el 28 de octubre de 2021 los mexicanos se enamoraron de un peculiar billete y no tanto por su monto, pues es el segundo de menor denominación entre los que circulan en el país, sino por su tierno diseño.
Se trata del billete de 50 pesos que tiene la imagen de un ajolote rosado y hace mención a los ríos del país.
El billete pertenece a la conocida como Familia G que se aprobó hace casi una década y que se caracteriza por el uso de polímeros que le dan apariencia plástica y una durabilidad distinta.
A solo dos años y meses del lanzamiento de esa pieza se ha popularizado en memes y hasta en cobijas y toallas.
También es común escuchar o conocer de alguien que guarde su billete de ajolote. Esa conservación del dinero llegó a generar especulación sobre posibles impactos en la inflación.
Es decir, en un término de la economía que se refiere a la disminución del valor del dinero con respecto a la cantidad de bienes y servicios que se pueden comprar con él.
Esto puede ocurrir por el aumento de los precios en un periodo de tiempo y también por la impresión de más monedas.
En este punto, el Banco de México ha sido enfático en que guardar los billetes de ajolote no tendría ningún impacto. Según han expuesto, no se prevé una impresión excesiva, sino de manera gradual para sustituir a los billetes de 50 pesos que circulaban antes de la Familia G.
De manera general los billetes tienen una vida útil que va de los 10 a los 15 años y que requiere cambios constantes.
En el billete de 50 pesos de ajolote también existen errores de impresión que los hacen ser codiciados por coleccionistas y vendibles a altos costos en plataformas de reventa donde alcanzan hasta los 5 millones de pesos.
Sin embargo, esto no ocurre con todos los billetes de ajolote, pues sólo algunos presentan fallas en su producción.