La inflación en productos básicos como alimentos y combustibles continuará remontando a raíz de las persiones que la guerra en Ucrania genera a nivel mundial sobre la economía, consideró el coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios de la UNAM, Ignacio Martínez.
El investigador consideró que puede esperarse un efecto doble, por un lado en el precio del crudo y por otro en las materias primas.
Si bien los precios del petróleo pueden estar altos, como México es importador de gasolina y de gas natural, ese efecto puede trasladarse a otros precios.
Martínez expuso que la guerra en Ucrania le ha afectado a México en 0.75 puntos porcentuales o tres cuartas partes de la inflación, pero no ha impactado más allá de un punto porcentual al productor.
En México, la inflación repuntó en el primer mes del año, para llegar a 7.91 por ciento a tasa anual, impulsada en parte por los precios de los servicios, que no han dejado de aumentar y registraron su mayor alza en casi 21 años, según datos publicados por el INEGI.
A los expertos les preocupó que el índice de precios subyacente, que incluye los bienes y servicios cuyos precios son menos volátiles, es decir, la parte dura de la inflación, se aceleró a tasa anual, al pasar de 8.35 por ciento en diciembre a 8.45 por ciento en enero.
Al enfrentamiento que inició el 24 de febrero del año pasado se suman también otros factores como el clima, la caída de la producción en Estados Unidos, además de que los precios de los energéticos seguirán volátiles, señalan.
Economistas y organismos internacionales observan que la guerra se combinó tanto con factores internos como externos, lo que provoca afectaciones globales, junto con una crisis energética que provoca bajo crecimiento en ciertos países, de forma que las afectaciones no cesarán hasta que no termine el enfrentamiento.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) prevé que la economía mundial se ralentice durante 2023 mientras la crisis energética de gran magnitud y proporciones históricas provocada por la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania sigue alimentando las presiones inflacionistas, erosionando la confianza, el poder adquisitivo de los hogares y agravando los riesgos en todo el mundo.
La OCDE estimó que la “economía mundial crecerá a un ritmo netamente inferior a la evolución prevista antes de la guerra: un discreto 3.1% en 2022, para después ralentizarse hasta 2.2% en 2023 y recuperarse moderadamente hasta una tasa aún baja de 2.7% en 2024”.
La OCDE estima que la economía mexicana crecerá 1.6 por ciento este año, lejos de la estimación oficial del gobierno, de 3 por ciento.