Debido a la inflación en alimentos y el aumento del trabajo informal con bajos salarios, 2.4 millones de personas cyeron en pobreza laboral en el tercer trimestre del año, reveló el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
La pobreza laboral es el porcentaje de la población con ingreso laboral inferior al valor monetario de la canasta alimentaria.
El porcentaje de trabajadores en esta situación pasó del 38.3 por ciento en el segundo trimestre, a 40.1 por ciento al cierre del periodo entre julio y septiembre.
Lo anterior significó que el número de personas en pobreza laboral pasó de 49.2 millones a 51.6 millones, es decir 2.4 millones más en tres meses, conforme a los datos de población trimestral estimados por el INEGI.
El otro factor fue el sustancial incremento en los precios de algunos productos de la canasta alimentaria en el tercer trimestre.
En particular, en septiembre el valor monetario de la canasta alimentaria en el área urbana aumentó 14.4 por ciento anual, mientras que en el ámbito rural subió 14.7 por ciento; las alzas de muchos productos oscilaron entre 20 por ciento y 40 por ciento, y eso provocó el incremento en la pobreza laboral.
En 27 de las 32 entidades federativas hubo un incremento de la pobreza laboral entre el segundo y tercer trimestre de 2022.
Guerrero, Sinaloa y Michoacán fueron los estados con mayor aumento en el porcentaje de pobreza laboral, con 5.7, 3.7 y 3.5 puntos porcentuales, respectivamente.
En contraste, Hidalgo, Coahuila y Morelos fueron las entidades con mayor reducción, con 6.2, 1.2 y 0.7 puntos porcentuales, respectivamente.
Reconoció que existen riesgos externos que podrían limitar los avances en la reducción de la inflación, como los precios de los energéticos, la producción internacional de granos, así como el riesgo de una recesión económica en Estados Unidos, constituyéndose como un obstáculo para alcanzar el nivel de pobreza laboral previo al Covid.
Inflación de productos y servicios poco volátiles sigue aumentando
La inflación subyacente, que corresponde a los productos y servicios de menor volatilidad, sigue su tendencia al alza, colocándose por segunda quincena consecutiva por arriba del dato general.
En la primera mitad del presente mes, el Índice Nacional de Precios al Consumidor reportó un incremento anual de 8.14 por ciento, ligando cinco quincenas a la baja, gracias a un menor dinamismo en el indicador no subyacente, es decir, la parte más volátil de la inflación que comprende energía y productos agropecuarios principalmente.
Por el contrario, la inflación subyacente viene ligando 12 quincenas al alza para llegar a 8.66 por ciento en la primera mitad de noviembre, y ubicándose en su tasa más alta en más de 22 años, desde la segunda quincena de agosto de 2000, cuando reportó 8.68 por ciento.
Al interior de la inflación subyacente, los precios de los alimentos procesados siguen aumentando a un ritmo elevado, con una tasa anual de 14.10% en la primera quincena de noviembre de 2022, su aumento más elevado en 23 años, desde la segunda quincena de noviembre de 1999, cuando llegó a 14.30 por ciento.
En la parte de la inflación subyacente relacionada con los servicios, consideran que sus resultados son más mixtos, con algunas señales de respiro en la vivienda, pero con los restaurantes aún batallando con costos más altos y trasladándose a los consumidores, especialmente conforme la demanda parece ser resiliente, además de que no descartan que una mayor afluencia por la Copa del Mundo pudiera generar presiones adicionales.
En este sector destacan los aumentos en las tarifas de los servicios turísticos en paquete, con un alza anual de 16.21 por ciento; transporte aéreo, 15.42 por ciento; así como loncherías, fondas, torterías y taquerías, 12.74 por ciento.