La planta armadora de autos Volkswagen de México inicia su historia el 15 de enero de 1964 en Xalostoc, Estado de México y tres años después se hace presente en territorio poblano.
La planta ubicada en la junta auxiliar de San Lorenzo Almecatla, perteneciente al municipio de Cuautlancingo, es considerada la fábrica más grande del Grupo Volkswagen fuera de Alemania.
En más de cinco décadas ha enfrentado diversos conflictos protagonizados por los trabajadores y sus dirigentes sindicales, siendo el más reciente el ocurrido el pasado 31 de agosto.
Fue durante la segunda consulta a los trabajadores, de acuerdo a la reforma laboral, cuando la mayoría de los agremiados al Sindicato Independiente de Trabajadores de la Industria Automotriz Volkswagen (SITIAVW), rechazaron la propuesta que la empresa hizo de un aumento salarial del 11 por ciento.
Con una participación total de 6 mil 678 trabajadores, que representan el 97 por ciento de los sindicalizados, el voto mayoritario fue un NO, por lo que se prevé una huelga si no se llega a un acuerdo entre ambas partes antes del emplazamiento previsto para el 9 de septiembre, a las 11:00 horas.
De colocarse las banderas rojinegras, símbolo de huelga, no sería la primera vez que ocurriera en la armadora de autos, de acuerdo con el libro Breve Historia del Sindicato Independiente de Volkswagen de México, escrito por la investigadora Yolanda Montiel Hernández y editado por la Fundación Friedrich Ebert.
En la publicación relata que en 1981, los obreros se fueron a huelga en rechazo a la propuesta que la empresa de origen alemán hizo y que fue de 30 por ciento, por debajo de la petición de los sindicalizados que fue de 36 por ciento de aumento salarial.
Finalmente, el sindicato realizó una huelga de ocho días en defensa de su demanda y obtuvo el 36 por ciento de incremento salarial y 100 plantas de base.
Para 1987, el 1 de julio el sindicato estalló la huelga por revisión salarial.
Para entonces, los trabajadores se organizaron en una comisión por 70 obreros, un comité de huelga con 121 trabajadores, una comisión de Relaciones Exteriores con 30 integrantes y los delegados seccionales.
Todos encabezaron asambleas y tres marchas en la ciudad de Puebla, dos en la Ciudad de México, bloqueos a las carreteras que llegan a la capital poblana, el cierre por tres horas a las distribuidoras Volkswagen ubicadas en Puebla, y un plantón en el centro de esa ciudad.
La huelga duró 57 días, logrando que los trabajadores tuvieran un aumento salarial de 78 por ciento, incluyendo revisión salarial y aumentos de emergencia de julio y octubre, 50 por ciento de salarios caídos y que la empresa dejara de lado su conflicto de orden económico.
En el año 2000, bajo la dirigencia sindical de José Luis Rodríguez Salazar, los trabajadores demandaron 27 por ciento de aumento directo al tabulador, mientras que la empresa ofreció 9.2 por ciento.
Al no llegar a un acuerdo el conflicto estalla el 18 de agosto, a las 11:00 horas, teniendo una duración de 14 días, alcanzado un acuerdo a favor de los obreros con un aumento salarial del 13 por ciento.
Un año después, en 2001, nuevamente aparecen las banderas rojo con negro en las seis puertas de la armadora de autos.
En aquella ocasión los trabajadores pedían 25.5 por ciento de aumento al salario y la empresa ofrecía 5.5 por ciento.
Después de 18 días de paro, las dos partes alcanzan un acuerdo por un aumento salarial de 10 por ciento salarial.
La estabilidad laboral permaneció durante cinco años, hasta que en el 18 de agosto de 2006 el fantasma de la huelga se hace presente al rechazar el aumento de 4 por ciento directo al salario y 0.5 por ciento en prestaciones.
La clase trabajadora pedía un aumento directo de 85 por ciento y 25 en prestaciones, argumentando que los 300 pesos que percibían diariamente no eran suficientes para sostener a una familia.
El movimiento laboral más reciente se registró el 18 de agosto de 2009, siendo dirigente sindical Víctor Jaime Cervantes.
En ese entonces la demanda de los trabajadores de Volkswagen fue de incremento salarial de 8.25 por ciento directo al salario, mientras que la empresa ofreció 1 por ciento.
La huelga se levantó seis días después, el 24 de agosto, tras aceptar un aumento de 3 por ciento directo al salario, en dos ajustes durante el año y un bono de 2 mil pesos.
Actualmente, hasta el pasado 31 de agosto de 2022, los sindicalizados demandan un incremento salarial superior a 15 por ciento, argumentando que la inflación en el país ha llegado al 8 por ciento.
La representación de la empresa ofrece 11 por ciento, del cual 9 por ciento es directo al salario y 2 por ciento en prestaciones, pero la oferta ha sido rechazada.
Ante esta negativa, el propio gobernador Miguel Barbosa Huerta se pronunció por interceder en este conflicto de injerencia federal, para que se logre un acuerdo entre ambas partes antes que estalle la huelga.