La evidencia más antigua del consumo de aguacate corresponde a una cueva ubicada en , en la región de Tehuacán, Puebla, remontándose al año 10,000 a. C.

Se sabe que este fruto altamente valorado en la gastronomía internacional se consumió en épocas prehispánicas en todo Mesoamérica, pero en Puebla podría estar el origen de su cultivo.

El menciona tres tipos de aguacate identificados en la época prehispánica: el aocatl, el tlacacolacatl y el quilaoacatl, que podrían corresponder a las tres especies conocidas actualmente, mexicana, guatemalteca y antillana.

En las partes altas del centro y este de México fue donde se inició el cultivo de este fruto, revela el estudio ‘’, realizado por Salvador Sánchez Colín, Pedro Mijares Oviedo, Luis López-López y Alejandro F. Barrientos-Priego, el cual cuenta.

El aguacate fue uno de los tributos que los aztecas recibieron por parte de los pueblos conquistados en Mesoamérica, particularmente del poblado Ahuacatlán, que significa “lugar donde abunda el aguacate”.

Con la llegada de los españoles a México “inició también un cambio radical con la finalidad de destruir toda huella de mexicanismo, misma que provocó que durante un gran margen de tiempo no se publicara nada al respecto, lo que de alguna manera justifica que durante este periodo no se tuviera acceso a la información sobre el cultivo del aguacate”, indica ‘La Historia del Aguacate’.

Se sabe que los propios españoles llevaron el aguacate a Europa y al resto del mundo.

Fue hasta 1911 cuando el cultivo del aguacate cobró auge, cuando se introdujo una variedad proveniente de Atlixco, Puebla, a California.

Para 1958, Michoacán comenzó a figurar como productor de aguacate, sobre todo del tipo criollos.

En la década de 1960 se establecieron los primeros viveros con la variedad Hass, lo que hizo crecer la producción comercial.

Con información de .

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