En todas las casas de quien se aprecie de ser poblano podrás encontrar alguna pieza de talavera, ya sea un plato, un alhajero, una maceta o un tibor, porque es una de las artesanías más representativas de Puebla.
Desde el 17 de marzo de 1995 se cuenta con la denominación de origen “Talavera de Puebla”, pero dos años después el Diario Oficial de la Federación publicó la modificación a esta declaración para que solo quede como “Talavera", ya que se incluyó también a Tlaxcala.
Por ello, la denominación de origen ampara la cerámica artesanal que se fabrica por tradición en la región que comprende el municipio de San Pablo del Monte, al sur de Tlaxcala y los distritos judiciales de Atlixco, Puebla, Cholula y Tecali de Herrera, que pertenecen a Puebla.
Esta artesanía poblana se emplea principalmente para utensilios de uso común como platos, jarrones, tibores, floreros, lavamanos, artículos religiosos y figuras decorativas, pero también se puede ver en la decoración de edificios y casonas de Puebla.
Sin embargo, en el Museo Internacional del Barroco (MIB) existe un dato muy interesante que revela que la cerámica vidriada conocida como Talavera se originó durante el siglo IX en el Medio Oriente, específicamente en la ciudad de Bagdad.
En una ficha describe que los alfareros intentaban imitar la porcelana blanca china que llegaba por las rutas comerciales marítimas. Los árabes tenían el afán de imitar lo que llegaba a sus mercados.
Siglos después esa técnica arribó al sur de España con poblaciones islámicas del norte de África con la invasión de los moros.
Ya para el siglo XVI los ceramistas españoles establecieron sus primeros talleres en la recién fundada ciudad de Puebla, donde esta riquísima tradición se mantiene viva y en plena evolución.
Desde entonces se conoce por sus motivos y colores que se reflejan en las pinceladas mucho más libres y colores más vibrantes, destacando su base azul y figuras en azul cobalto.
Esto se confirma por la doctora Farzaneh Pirouz, autora del libro “De Bagdad a los alfareros de Puebla: un viaje de descubrimiento y conquista”, quien investigó la transformación de la técnica iraquí conocida como “cerámica vidriada al estaño” y su fusión en diferentes territorios, hasta su llegada a México en 1521, con el arribo de los españoles.
En su libro también describe que la técnica, con el paso del tiempo, transformó su estética hasta convertirse en unos de los íconos más importantes del arte popular mexicano conocido como talavera.
De manera que la talavera poblana tuvo su origen en la cerámica vidriada de la ciudad de Bagdad, y hoy es una de las artesanías más distinguidas de México.
En la ciudad de Puebla hay infinidad de talleres y locales donde los visitantes y turistas pueden conocer el proceso de elaboración de distintas piezas de Talavera.
Igual pueden comprar desde un caballito de Talavera o souvenirs hasta vajillas completas, lavamanos, decenas de azulejos para decorar escaleras, jardines o cocinas y recuerdos para eventos sociales.
Además, no solo se presentan en el característico azul, también en tonos amarillo, negro, verde, naranja y malva.
Cada pieza es única porque cada una está hecha a mano, por lo que artesanos pueden convertir en realidad el diseño que tenga en mente el cliente.