En el número 202 de la calle Juan de Palafox y Mendoza, en el Centro Histórico de Puebla, se encuentra el edificio que albergó al Banco Oriental de México, uno de los principales bancos regionales que emitió sus propios billetes y monedas durante el porfiriato.

Actualmente el edificio se usa para eventos de protocolo del Gobierno o como galería de arte o muestras artesanales, mientras que los ejemplares del dinero que se emitieron ahí son apreciados por los coleccionistas.

El inmueble fue inaugurado el 6 de abril de 1908 y hasta 1916 fue sede del Banco Oriental de México.

Posteriormente funciono como Banco de México, como Cámara Textil, Palacio de Gobierno del Estado y Tesorería del Ayuntamiento.

El edificio de arquitectura ecléctica fue restaurado en 1996 y actualmente se utiliza como el Edificio de Protocolos del Gobierno del Estado, a cargo de la administración estatal, y alberga la Tienda Museo Salón Candiles "Artesanías Puebla".

En las monedas y billetes que emitió el Banco Oriental de México aparecía la imagen Esteban de Antuñano, empresario poblano que fundó la primera fábrica de hilados y tejidos de algodón mecanizada que funcionó en México, con lo que dio origen a la moderna industria texil del país.

Entre los años 1902 y 1916, el Banco Oriental fue utilizado como eje del sistema de banca regional conformado en conjunto con la institución satélite del Descuento Español, Banco de Oaxaca y Chiapas, así como el Banco Español Refaccionarioquienes tenían la autorización para emitir billetes, bonos y podían operar en la Ciudad de México como banco de depósito y descuento.

El Banco Oriental de Méxicologró dar financiamiento al sector agropecuario y textil, dejando de emitir moneda en el año de 1914.

La institución bancaria poblana surgió a partir de la ley bancaria de 1897, redactada por el ministro José Yves Limantour, quien autorizó el establecimiento de un banco de emisión en cada estado donde existiera un grupo de empresarios que tenían los capitales requeridos para fundar una empresa financiera solvente.

Coexistió con otras instituciones regionales como el Banco Minero de Chihuahua, el Banco Mercantil de Veracruz, el Banco Mercantil de Monterrey, el Banco del Estado de México, el Banco Refaccionario de La Laguna, y el Banco de Yucatán, entre otros.

México tuvo a principios del siglo XX un sistema bancario nacional relativamente complejo, aunque no del todo integrado, de acuerdo con el economista , investigador emérito del Colegio de México

Hasta 1914, el sistema bancario mexicano estuvo dominado por los dos grandes bancos, el Banco de Londres y el Banco Nacional de México.

Una de las debilidades del sistema bancario mexicano a principios del siglo XX era el hecho de que buen número de los bancos comerciales habían asumido un exceso de deudas con hacendados que no eran empresarios eficientes.

La cartera vencida de dichos bancos constituía un lastre para todo el sistema bancario, lo que se manifestó de manera parcial con la crisis económica de 1907.

El gobierno impulsó la creación de un banco paraestatal, denominado, la Caja de Préstamos para Irrigación y Fomento de la Agricultura en 1908, pero no resolvió este problema, sino que lo agudizó al seguir con una política de préstamos preferenciales para un círculo restringido de políticos influyentes y grandes hacendados.

La gran crisis financiera y bancaria que tendría lugar pocos años después del estallido de la Revolución Mexicana, se profundizó a raíz de la incautación bancaria anunciada por el general Venustiano Carranza en 1915.

Este decreto fue resultado de la hiperinflación que se produjo desde 1914 a raíz de las prácticas adoptadas por cada facción armada de imprimir su propio papel moneda.

Después de tomar control de la Ciudad de México, Carranza declaró su intención de emitir una serie de billetes que llamó "infalsificables" y para lograr confianza en su política monetaria, declaró incautadas todas las reservas en metálico de los bancos privados, pero aún así la inflación siguió aumentando.

Estas medidas y la coyuntura revolucionaria hirieron de muerte al sistema bancario mexicano.

Entre 1915 y 1925 México sufrió una crisis del sistema bancario y pocos bancos sobrevivieron, entre ellos el Banco de Londres y México, el Banco Nacional de México y apenas unos cuantos bancos regionales.

Las otras instituciones bancarias quedaron bajo el control de la Comisión Monetaria, que había sido creada por el gobierno revolucionario.

La carencia de un sistema bancario que pudiera operar regularmente agravó los problemas financieros del gobierno durantela década de 1920.

Tanto el comercio como la industria sufrieron las consecuencias de la sequía financiera, aunque a partir de 1920 comenzaron a operar nuevos intermediarios financieros, incluidas casas bancarias privadas, así como sucursales de varios bancos canadienses, alemanes y estadounidenses.

En 1924 se convocó a la primera Convención Bancaria, que influyó para la promulgación de la Ley General de Instituciones de Crédito, en diciembre de ese año, redactada por el abogado Manuel Gómez Morín, en la cual se refrendaba la necesidad de crear un banco central.

En 1925 se creó el Banco de México que significó un paso importante para la estabilidad y el desarrollo del sistema financieromexicano.

Desde principios de los años 30, el Banco de México comenzó a expandir la oferta de papel moneda, pero de manera bastante ordenada, lo cual no produjo una inflación marcada y proporcionó los medios de pago necesarios para la expansión económica.

En 1932 se ratificó una nueva regulación bancariaque procovó la salida de casi toda la banca comercial extranjera del país y el Estado mexicanotomó un papel cada vez más protagónico con el desarrollo de la banca para estatal que incluyó la fundación de el Banco Nacional de Crédito Agrícola (1926), seguido por Nacional Financiera (1934), Banco de Crédito Ejidal (1935) y Banco Nacional de Comercio Exterior (1937).

Posteriormente se fundaron otras instituciones bancarias del Estado como Banjército y Banco Obrero.

Por el lado privado, se dio un proceso de formación de casas bancarias locales y regionales, las cuales acabarían fusionándose en su mayoría en el Banco de Comercio, luego llamado Bancomer, que impuso una estrategia muy conservadora que limitaba los créditos a operaciones comerciales, evitando el apoyo a la industria o inversiones a más largo plazo.

La reconstrucción de las instituciones financieras fue fundamental para el desarrollo de la banca privada en México en las décadas posteriores.

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