El general Álvaro Obregón gobernaba México cuando se celebraron los primeros cien años de la Consumación de la Independencia Nacional.

Había que celebrar de una manera especial el primer siglo de México como una nación independiente. Sin embargo, el país se recuperaba aún de la Revolución Mexicana que a su paso dejó carencias, atrasos, inconformidad y atrocidades.

Precisamente una de los principales objetivos que se planteó Álvaro Obregón al conviertirse en presidente constitucional de México a la medianoche del 1 de diciembre de 1920, fue concluir el proceso de pacificación nacional. Y el general intentó aprovechar la efeméride del centenario para su objetivo.

No había recursos ni tiempo para grandes obras como las que construyó el gobierno del general Porfirio Díaz ordenó construir para conmemorar los primeros cien años del inicio de la lucha de Independencia, iniciada el 16 de septiembre de 1810 por el cura Miguel Hidalgo en el pueblo de Dolores, Guanajuato.

Así que Obregón ordenó un mes de festejos para la patria los cuales durarían todo el mes de septiembre 1921.

Se organizaron conciertos de ópera, desfiles militares y una serie de actividades con las que el gobierno de Obregón intentó crear un ánimo festivo y de distracción para el pueblo.

De la invención del Centenario

Todo giraba alrededor de las fiestas del Centenario. Como parte de las celebraciones, el presidente Álvaro Obregón emitió un decreto que fue publicado por el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 14 de septiembre de 1921, en el cual ordenó la acuñación de una moneda de 50 pesos oro, hoy conocida coloquialmente como Centenario.

La idea de acuñar una moneda de 50 pesos oro surge para su uso en "grandes transacciones comerciales" y para conmemorar el primer centenario de la consumación de la Independencia de México.

Hay que señalar que esta moneda inicialmente se usó como dinero de curso legal, no como un bullion para invertir o coleccionar.

El decreto emitido por el presidente Obregón también especifica las características físicas del Centenario de oro, cuyo diámetro señalado debería ser de 37 milímetros.

El anverso consistirá en el Escudo de Armas de la Nación. En la parte superior y rodeando al Águila, se leerá: “Estados Unidos Mexicanos.” En la parte inferior llevará una rama de laurel y otra de encino, sujetas por un lazo. En la parte periférica habrá sesenta y ocho grafilas escalonadas.

El reverso consistirá en una victoria, teniendo a la derecha la leyenda de “50 pesos” y a la izquierda “37.5 Gr. oro puro.” En la parte inferior se verán figuras de montañas, inscribiéndose a la izquierda el año de 1821, en todo tiempo, y a la derecha, el año correspondiente a la acuñación de la moneda. Contendrá grafilas escalonadas en la parte periférica que no ocupe el trabajo de lo anterior.

El canto de la moneda llevará en hueco, la inscripción “Independencia y Libertad”.

El impuesto que precedió al ISR

Una de las urgencias del gobierno mexicano fue la de aumentar la recaudación para intentar sanar un poco las finanzas maltrechas del país.

La administración de Obregón quiso aprovechar la distracción social para aumentar la recaudación y promulgó las fiestas para imponer la llamada Ley del Centenario, en la que se exigía pagos del 1 al 4 por ciento sobre los ingresos.

Esta ley puede considerarse como el antecedente de lo que hoy conocemos como el Impuesto sobre la Renta (ISR). Lo recaudado se aplicaría para hacer mejoras a los puertos y a adquirir barcos para la marina mercante nacional.

Este impuesto sería cobrado únicamente durante el mes de septiembre. Lógicamente, la población en general y los empresarios en particular, se opusieron en un principio a efectuar dicho pago. Después de varias sesiones, se llegó a un acuerdo en el que los empresarios aceptaron el cobro de este impuesto, incluso llegando a estipularlo como necesario y como un honor al poder contribuir para el gran festejo.

Con información de WikiMéxico

Google News

TEMAS RELACIONADOS