La inflación alimentaria alcanzó su nivel más alto de los últimos cuatro años, debido a afectaciones en cosechas en varias regiones del mundo, costos de transporte, mayor demanda internacional, entre otros factores.

La canasta de más de 100 tipos de alimentos del Inegi se encareció 8.6% en septiembre frente al mismo mes del año pasado, la mayor alza desde septiembre de 2017, cuando subió 8.8%.

Los alimentos que más aumentaron son hortalizas, principalmente chile serrano, cuyo precio se elevó 54.4%, seguido de ejotes, con incremento de 50.3%, su mayor alza en seis años.

El jitomate se encareció 32.3%, mientras aceites y grasas vegetales comestibles reportaron un incremento de 29.2%, el más pronunciado en 13 años.

Considerado el segundo cárnico más consumido del país, el cerdo mostró importantes alzas, debido a su mayor precio internacional ante la creciente demanda de China y Estados Unidos, especialmente de este último país, por los estímulos económicos otorgados a las familias, expuso Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).

Los cárnicos también se han encarecido por el costo más alto de materias primas como maíz, soya, semilla de algodón, alfalfa y granos secos de destilería con solubles, dijo el grupo.

Considerado el alimento principal de los mexicanos, pues 98.6% de la población la incluye en su dieta, la tortilla de maíz continúa subiendo y estableció un récord de casi 10 años.

A pesar de que el presidente Andrés Manuel López Obrador amagó hace tres meses con abrir la importación de maíz para que haya más competencia, la tortilla se encareció 15.6% en septiembre y fue su mayor alza desde febrero de 2012, cuando subió 18.2%, de acuerdo con el Inegi.

Las tortillas más caras se encontraron en Hermosillo, Sonora, donde el kilo costó hasta 28 pesos entre el 15 y 21 de septiembre, indican datos de Profeco.

En la Ciudad de México y Guadalajara, Jalisco, alcanzaron un máximo de 20 pesos, mientras en Monterrey, Nuevo León, llegaron hasta los 22 pesos.

“Si estamos bien en la economía se debe reflejar en el precio de la tortilla y el salario”, dijo López Obrador el pasado 2 de julio.

GCMA relaciona el encarecimiento de las tortillas con el mayor costo de los fertilizantes, pero principalmente con la escasez de maíz por la menor superficie sembrada en algunos estados como Sinaloa y Tamaulipas, por la falta de agua en presas.

También hay un incremento en los costos de los granos en los mercados internacionales, debido a la sequía que amenaza a cultivos en el medio oeste de Estados Unidos, mientras la demanda mundial aumenta.

El contrato de maíz cerró ayer en 5.34 dólares por bushel en la Bolsa Mercantil de Chicago y llegó a cotizar en 7.72 unidades el pasado 7 de mayo, un máximo desde marzo de 2013.

Conocida como el impuesto de los pobres por dañar más a quienes menos tienen, la inflación es la “única cosa que le ocupa” al presidente López Obrador, admitió a principios de julio de este año.

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