Las fuentes más reconocidas en la ciudad de Puebla son la de San Miguel -que encuentra en el zócalo - y la China Poblana o la de los Frailes.

Sin embargo, existen otras que también son bonitas, pero poco conocidas.

Una de esas fuentes es la que tienen la forma el estado de Puebla y que se construyó a principios de la década de los 60.

Al menos así lo refieren poblanos que forman parte del grupo Puebla Antigua y comparten una fotografía de esta obra.

La fuente sigue vigente y se localiza en Avenida Juan de Palafox y Mendoza y la 22 Norte, en el Parque de Las Letras de la colonia Los Remedios.

Si asistes al lugar, donde también hay conocidos establecimientos con la venta de antojito mexicanos, podrás mirar una fuente en el centro del parque, la cual está dividida por regiones de la entidad como el centro, la mixteca, sierras Norte, Negra y Nororiental.

El contorno de la obra está pintada de azul, para definir la forma que tiene el estado de Puebla, pero que se puede apreciar de mejor manera desde lo alto.

A los lados de la fuente hay dos bancas, una de lado a lado, con imágenes religiosas y forradas de azulejos poblanos, lo que se combina con el arbolado que hay en esta área verde con especies como ciprés, grevilia y piñones.



También tiene columpios, resbaladilla, pasamanos y las figuras de las letras A, B y C, así como placas conmemorativas.

Algunos usuarios de la comunidad Puebla Antigua también compartieron que este parque se inauguró el 20 de noviembre de 1952 cuando el gobernador era Rafael Ávila Camacho.

La fuente, como las bancas y todo el parque se construyó por el ingeniero Carlos Martínez Nava, como un homenaje a la campaña de alfabetización que emprendió el presidente de México Manuel Ávila Camacho.

Antes de llamarse el Parque de las Letras, primero se le conoció como el Jardín de la Alfabetización y para el día de la inauguración asistieron cerca de 3 mil poblanos.

Este sitio, al oriente de la ciudad de Puebla, el movimiento es concurrido tanto en el día como la noche. Por el día están los alumnos que pasan rumbo a la escuela, así como los mecánicos que trabajan en sus talleres aledaños, igual que una carpintería.

Mientras que por las noches, el movimiento se da por los automovilistas y peatones que acuden a dos de los locales ahí establecidos y reconocidos por la venta de antojitos mexicanos como chalupas, molotes, pelonas, tacos dorados, tostadas, pozole y demás.

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