Sobre la 8 Oriente 406 sobrevive una casona que con los años de abandono ha comenzado a llenarse de vegetación en sus tres plantas y con ello ha desatado la curiosidad de los internautas.

En la esquina con la 4 Norte se habilitó hace algunos años una cafetería y un pequeño hotel, pero del lado de la 8 Oriente el olvido es aún mayor y ha dejado consecuencias.

Sólo subsiste un local de imprenta y otros servicios, pero en el resto de la planta baja se observan un portón y ventanales que están clausurados.

Entre los comentarios del grupo en Facebook de Puebla de Antaño, los internautas recuerdan cómo este edificio llegó a ser uno de los más altos en la fundación de la ciudad, además de que contó con sellos reales que acreditaban la propiedad y que después vinieron reventas e invasiones.



Una de ellas habría ocurrido con la intervención francesa cuando se ocuparon inmuebles de la zona de los Fuertes de Loreto y Guadalupe, pero también del primer cuadro de la ciudad.

En el grupo Puebla de Antaño internautas relatan que en la segunda mitad del siglo pasado el edificio fue famoso por la venta de ricas memelas y una peculiar cocinera.

Y lo que sucede es que, aunque tenía buena sazón, su carácter era muy especial, pues solía enojarse y tenía letreros que hacían todo tipo de prohibiciones como no pegar chicles y no abrir el refrigerador.

Otra curiosidad del inmueble es que por sus ladrillos rojos y herrería se confunde con otros como la ex Casa del Alguacil que se parece, pero con dos plantas y con otro igual de abandonado en el sur-poniente del Centro Histórico.

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