Durante décadas, el ferry poblano, conocido popularmente como panga, ha sido uno de los medios de transporte alternativo más pintorescos de la capital del estado, logrando acortar hasta una hora de viaje para aquellos que se vean divididos por la laguna de Valsequillo.
Durante 2022, “la panga” estuvo fuera de servicio debido a la escasez de agua en la laguna, sin embargo, logró recuperar su nivel y volvió a entrar en funcionamiento. Por 10 pesos, puedes subir al ferry con tu vehículo y cruzar hacia el otro lado.
Este medio de transporte ayuda a mantener comunicación con pobladores de comunidades como Los Ángeles Tetela, San Baltazar Tetela, La Libertad Tecola, El Aguacate, Huehuetlán el Grande, Puebla, Tzicatlacoyan, San Juan Atzompa, Xochiltepec, Teopantlán y San Martín Totoltepec.
Hasta 100 vehículos pueden viajar en un solo día y cada viaje demora entre 3 y 5 minutos. Es importante mencionar que, para locales el costo del viaje es de 10 pesos, mientras que peatones, ciclistas y animales viajan gratis.
A decir de visitantes y locales, el paisaje de la junta auxiliar y el rústico ensamble de este peculiar medio de transporte representan una imagen miniatura de los grandes puertos del país, dotándolo de un gran atractivo turístico y ganando el mote del “ferry más chico del mundo”.
Sin embargo, la historia de su origen comenzó con una promesa desde 1974 y se creyó que sería temporal.
De acuerdo con los pobladores, este medio alternativo de transporte nació tras la promesa del ex presidente de México, Luis Echeverría Álvarez, de construir un puente en el año 1974, pero como eso hasta la fecha no ha sucedido, la panga sigue siendo el medio de transporte.
La primera versión del ferry era totalmente de madera pero con el paso de los años y el aumento del flujo vehicular, se optó por actualizarlo con piezas de metal.
Pese a que es un medio de transporte seguro, han ocurrido accidentes, como aquél registrado en agosto de 1992, cuando se hundió una combi con pasajeros, dejando un saldo de 11 personas fallecidas y cuatro sobrevivientes.
Pese a que las reglas de seguridad indican que los pasajeros deben descender de sus vehículos y portar un chaleco salvavidas, en esa ocasión, el chofer y pasajeros ignoraron la indicación y al fallar sus frenos, el vehículo cayó de la panga y se hundió con las personas dentro.