Cuando se habla de adquirir vivienda propia un término común en México es el de la vivienda de interés social y los fondos que existen para que trabajadores tengan acceso a ella.
Sin embargo, también es un concepto que, a decir de la academia, se ha quedado en el olvido por las prácticas de esos fondos a cargo del gobierno federal y de las desarrolladoras de vivienda.
Tanto el análisis de expertos como los datos de la administración federal reflejan que la vivienda de interés social es cada vez más escasa en México y en Puebla como se observa con algunos ejemplos.
En el texto "El concepto de vivienda de interés social está en el olvido", publicado apenas este año por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se expone por qué la vivienda social está en peligro de extinción.
El texto incluye una entrevista realizada a Luis Alberto Salinas Arreortua, investigador del Instituto de Geografía y quien desarrolló la investigación "Fiscalización subordinada de la vivienda: el mercado hipotecario de la vivienda social en México".
De acuerdo con el académico, para acceder a una vivienda la mayor parte de las mexicanos requiere créditos ya sea bancarios o de instituciones del Estado.
Una de ellas es el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (INFONAVIT) o de su equivalente, el Fondo de Vivienda del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (FOVISSSTE).
Sin embargo, estos dos fondos implican a decir del autor, condiciones cada vez más adversas para los trabajadores que menos ganan.
Por un lado, está el tema de los intereses que ya son en porcentajes iguales a los de un banco y que además aumentan año con año, pues los créditos están basados en salarios mínimos o la unidad mínima de actualización, hasta hacerlos difíciles de pagar.
Por otro lado, su análisis señala que cuando fueron fundados esos fondos buscaban beneficiar a la población trabajadora que tenía ingresos equivalentes a dos o tres salarios mínimos.
Sin embargo, fue en los 90 cuando por lineamientos del Banco Mundial se recomendó la reducción de la cartera vencida de estas organismos, que se aplicara una tasa de interés que generará ingresos y una solución fue otorgar créditos a la población que gana más de tres veces el salario mínimo. Eso estuvo ligado al desarrollo de las grandes empresas que tuvieron su auge hacia después del año 2000.
De acuerdo con el investigador, hay ejemplos en los estados que reflejan que empresas como Casas Geo se fueron a la quiebra, mientras que Sadasi y Homex se repartieron el mercado de la vivienda.
Esto, incluso les permitió cotizar en la Bolsa de Valores y junto con otras empresas como Casas Ara se observa que, por ejemplo en Puebla ahora no solo desarrollan vivienda con un costo menor, sino también departamentos de lujo.
Tanto los incrementos en la hipoteca, aun teniendo acceso a un fondo de trabajadores, como el hecho de que las casas menos costosas se desarrollen cada vez más lejanas a las ciudades, afecta la calidad de vida, indicó el investigador.
En su investigación destacó que hay personas que reconocen que hacen hasta cuatro horas al día de traslados a sus lugares de empleo, lo que también ha tenido un impacto en las viviendas abandonadas en nuevos desarrollos inmobiliarios.
Otros datos del gobierno federal permiten identificar que cada vez se construye menos vivienda económica. El Índice de Precio de la Vivienda de la Sociedad Hipotecaria Federal reportaba que al segundo trimestre de 2021 la mayoría de las casas se vendía a más de un millón de pesos.
Según esos datos, el precio medio de una vivienda nueva era de 1.3 millones, el 25 por ciento de las de las viviendas vendidas costaba menos de 529 mil, el 50 por ciento rondaba los 774 mil y un 75 por ciento, 1.4 millones de pesos.
En la práctica también se puede observar que en sitios de vivienda en Puebla las opciones que están por debajo de los 500 mil pesos son cada vez menos y más lejanas.
Algunas de ellas, por ejemplo, se encuentran en Tehuacán que es el segundo municipio más grande del estado, pero alejado de la capital, así como en Amozoc, Tecamachalco y Huejotzingo.