Datos de la Secretaría de Economía del gobierno federal señalan que hasta el segundo trimestre de 2023 había en México 55 mil 600 alfareros, cuyo salario promedio es de 2 mil 540 pesos a la semana, trabajando alrededor de 33.3 horas.
En el estado de Puebla se calcula que hay 17 mil 600 personas dedicadas a la alfarería, de las cuales 11 mil 200 lo hacen de manera informal.
Tienen una edad promedio de 45.4 años y los hombres reciben un salario promedio de 2 mil 540 pesos a la semana, mientras que las mujeres ganan mil 950 pesos.
Es probable que por estos bajos ingresos cada vez sean menos los alfareros que se dediquen a este oficio, tal como ocurre en el barrio de La Luz en la ciudad de Puebla, donde hace años atrás se producían miles de ollas y cazuelas.
El Barrio de La Luz es uno de los sitios fundacionales de la ciudad de Puebla y de acuerdo con algunos datos históricos, se menciona que en 1532 fue un español de apellido Carrillo quien enseñó a los originarios de la ciudad a elaborar loza de barro.
Incluso, en la calle Juan de Palafox y Mendoza número 1403 se construyó uno de los hornos para el cocimiento de las piezas de barro y a la fecha se mantiene a pesar de contar con más de 200 años.
En este barrio cientos hombres tenían sus talleres donde elaboraban desde temprano piezas que servían para la cocinar platillos propios de la gastronomía poblana, tales como las ollas de barro para el mole, para los frijoles, para el café, los tarros para el pulque, los pipianes y hasta las que servían para la elaboración de piñatas.
Estas piezas podían verse terminadas sobre las banquetas, afuera de los talleres, listas para la venta, mientras que en los patios de las viviendas lucían las piezas por terminar o los restos de algunas que se habían roto ante un descuido de los trabajadores.
Con el paso del tiempo, los artesanos crearon platos, jarras, sahumerios, comales, macetas, incluso recuerdos para eventos sociales a fin de ofrecer variedad y no dejar morir el oficio.
Actualmente, en el Barrio de La Luz persisten solo 15 familias que mantienen el oficio, a pesar de que no es su principal fuente de ingreso, ya que se dedican a otra cosa que les permita mantener a sus familias.
Los artesanos, que hace tres siglos eran celosos de su oficio, hoy comparten su sabiduría y técnicas a las nuevas generaciones, por medio de talleres que imparten en el Centro Alfarero que se inauguró en el 2022.
Fue con el apoyo del Ayuntamiento de Puebla que se instaló este centro en medio de una casona antigua que hoy se vive restaurada y renovada en calle Juan de Palafox y Mendoza número 1403.
El inmueble es considerado Patrimonio Cultural de la capital y con una inversión de 2.5 millones de pesos fue intervenido estructuralmente con aplanado de muros, arreglo de grietas en muros interiores y exteriores, resane de fisuras y repellado en muros de plomo, colocación de piso y pinta de los muros interiores y exteriores, entre otras acciones.
Cuenta con un horno que data de 1932 donde los administradores del Centro Alfarero e integrantes de las 15 familias alfareras, elaboran piezas, imparten talleres y pláticas sobre la historia de la alfarería en la ciudad.
Sin embargo, son muy pocos los niños o jóvenes que muestren interés por aprender cómo elaborar las piezas de barro.
Peor aún, antes la materia prima se podía obtener en la misma ciudad de Puebla y ahora deben traerla desde Amozoc.