Si en Puebla hay una casa que genera atracción por las historias que de ella se cuentan, es la que conocemos como la de Los Enanos, ubicada en avenida Juárez y la 17 Sur.
Los dichos populares dicen que ahí habitó una familia de personas de baja estatura que se refugiaba ante las críticas de la sociedad.
Incluso se especula que los muebles y espacios estaban hechos para ellos y que alguna vez se les pudo observar desde el exterior.
Sin embargo, de ese cuento solo hay evidencia de una persona que integró a la última familia que vivió ahí de manera formal.
Al investigar la historia real de la casa se plasmó que el mito era sólo eso, una historia más que se contaba sobre el inmueble.
En realidad sólo hallaron antecedentes de una señorita que vivió con la condición de acondroplastia (enanismo) y que el resto del imaginario colectivo fue la suma del morbo, el clasismo y la discriminación.
La historia del inmueble ha sido motivo de investigaciones por parte de especialistas con motivo de sus arreglos e intervenciones.
Hacia 2018, por ejemplo fue elegida por el proyecto de Casa Besign para que varios diseñadores intervinieran espacios con miras a reconocer su arquitectura.
De esa experiencia se retoma en grupos de Facebook como el de Puebla Antigua que en realidad se trató de la Casa Giacopello que por algunos años fue ocupada como una clínica médica.
Según las fichas informativas fue construida hacia 1897 por un empresario italiano de nombre José Giacopello y a su muerte pasó por diferentes dueños.
Fue en la década de los 30 cuando llegó a manos del doctor Isaac del Río y posterior a estos tiempos la ocuparon otras familias como la Paterson que era de origen alemán y la Rodríguez Gutiérrez que mezclaban las raíces españolas y poblanas.
De esa época de cuando fue clínica hay antecedentes como el anuncio en una revista quincenal que llevaba el nombre de la ciudad y que era publicada por la Junta Organizadora de la Celebración del Cuarto Centenario de la Fundación de Puebla.
En esa imagen de julio de 1930 se observa la casa casi en su totalidad y en la parte baja de sus bardas hay unos letreros pintados con rótulos que señalan que es un sanatorio.
En el fondo no están las construcciones que ahora existen y en uno de los balcones se observa a una persona admirar el paisaje.
Según el recuento, en 1897 llegó a ubicarse hacia el final de la recién abierta avenida La Paz, lo que da cuenta de cómo ha crecido Puebla.