Quienes habitan o trabajan en el Centro Histórico de Puebla ya les resulta cotidiano ver los edificios y construcciones de siglos pasados, al grado que ya no se presta mayor atención, pero siempre hay un dato que sorprende a los poblanos.
En la calle Reforma número 913 se ubica una hermosa construcción conocida como la Casa de la Reina, de la cual existen tres versiones que refieren por qué se le dio ese nombre al inmueble.
De acuerdo con distintos libros de historiadores o cronistas como “Las calles de Puebla”, de Hugo Leicht o a la obra “Guía de Puebla Atlixco y Cholula”, editado por la Secretaría de Cultura del estado, la Avenida Reforma antes se conoció como Antigua Calle de Cholula, la cual estaba a escasos metros del santuario de la Virgen de Guadalupe, de ahí se cree que le dieron ese nombre a casa.
Otras versiones refieren que según la tradición popular oral comentó que en el interior de la casa había un altar dedicado a la “reina de México”, la Virgen de Guadalupe, por eso le dieron ese nombre al edificio; mientras que otra teoría es que le pusieron ese nombre a la casa porque colindaba con el mesón de Nuestra Señora de Guadalupe.
Los documentos también señalan que sus primeros ocupantes fueron los señores Pedro de Anzures y su esposa Doña Isabel Vargas Fornicedo, descendientes de conquistadores.
Pedro, junto con sus hermanos Macario, Diego y Alonso de Anzures eran hijos del escribano real e industrial de Paños de Brihuega, quienes llegaron de España y en Puebla se dedicaron a los textiles.
Los Anzures se casaron con hijas de conquistadores y alcanzaron los cargos más altos de la administración municipal, incluso Diego fue alcalde ordinario en 1575, y Pedro en 1584, 1592, 1602 y 1607.
A lo largo de su historia, Casa de la Reina tuvo varios propietarios y remodelaciones, pero no perdió su origen, para lo que fue planeada, desde 1794, de ocuparse como casa habitación.
Con el paso del tiempo, los dueños fueron varios, ya fuera por eventualidades de compra o herencia.
Como todo edificio de la época, sus primeros usos fueron en el orden de casa habitación; aunque también sirvió para el comercio y la vivienda de forma paralela.
En 1984 su propietaria era la señora María del Carmen Rodríguez Arrioja, quien el 16 de enero de dicho año vendió la casa a la máxima casa de estudios de Puebla, como ha quedado estipulado en los documentos del Registro Público de la Propiedad.
Actualmente, esta casa alberga el Departamento de Patrimonio Universitario de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).
El inmueble, del siglo XVII, fue intervenido por la dirección general de Obras de la BUAP en el 2008, con la supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
El edificio cuenta con tres niveles y, en gran parte, sus muros están hechos de basando, cantera (cal y canto). Su fachada es de cantera, de estilo neoclásico, con elementos afrancesados, sobre todo en la herrería, como en la mayoría de los balcones.
Su fachada destaca la belleza arquitectónica con su sobria herrería en los balcones, puertas de madera talladas que dan color a su oscura piedra. Digno de admirarse es el portón de madera, ornamentada con mascarones, en los que destacan mujeres con vestimenta griega; la clave del arco refulge la ferocidad de las fauces de un león.
El edificio contiene un juego de seis ventanas con arco de punto medio, así como otros balcones en el segundo nivel, en el central hay una balaustrada con remates esféricos.
El interior sorprende por sus pilastras que sostienen la escalera central, con visible influencia hindú, en los que se puede verse un tipo piramidal en el fuste del pilar. Un par de pilastras adosadas sostienen la trabe del segundo nivel y al mismo tiempo separa el primer patio del segundo patio; en los barandales y escaleras luce soberbio trabajo de hierro forjado.
Los cielorrasos están adornados con motivos neoclásicos y en los exteriores abundan las cenefas, tejidas con rosas.
Cuando camines por la Avenida Reforma no pierdas la oportunidad de voltear la mirada a este edificio y atrévete a conocer su interior, te sorprenderás de descubrir con otros ojos a la Puebla de antaño.