Muy pocos saben que en el zócalo de Puebla existió un quiosco de estilo morisco que adornaba con gran belleza la plaza principal de la capital.
De acuerdo con la Gerencia del Centro Histórico y Patrimonio Cultural de Puebla, el zócalo es tan antiguo como la ciudad misma.
En épocas virreinales, el zócalo tenía otras funciones, puesto que en esta plaza se realizaban sentencias impartidas por la audiencia, por lo que existía una picota (símbolo de justicia), la fuente pública y los “cajones” (puestos fijos) donde se comercializaban diario desde 1714 con hortalizas, frutas, vino, azúcar, lino y otros comestibles más.
Sin embargo, muy pocos saben que en 1883 existió un kiosco morisco que de acuerdo con una publicación de “Puebla Antigua” y con información obtenida del libro "Camposanto de Hugo Diego”, fue diseñado por el arquitecto Eduardo Tamariz Almendaro.
Era estilo mudéjar con influencias hispano-musulmanas, distinto a las edificaciones que se encuentran alrededor de la plaza principal.
Esta estructura permaneció hasta 1961, año en el que el presidente municipal Eduardo Cué Merlo, lo eliminó con motivo de las remodelaciones que se efectuaban en el zócalo para conmemorar el centenario de la Batalla del 5 de Mayo.
De acuerdo con varios historiadores, antes de que fuera removido el kiosco ya se encontraba en muy malas condiciones, muy deteriorado y su caja acústica de madera (las duelas) ya se habían sustituido por piso de cemento, la cúpula estaba destruida y los mosaicos cayéndose.
Luego de ser removida del zócalo en 1873 y trasladada al Paseo de San Francisco, la fuente de San Miguel Arcángel regresó a su lugar original.
Pero el kiosco jamás regresó y hay quienes piensan que fue reubicado en el Paseo Bravo. Sin embargo, no es así, ya que fue destruido por completo.