El Parián no solo es el mercado de artesanías más representativo y bonito de Puebla, está enclavado en una zona de vocación eminentemente cultural.
Su colindancia con el Barrio del Artista y el Teatro Principal, además su cercanía con el Centro de Convenciones, magnifican su atractivo.
Sin dejar de lado, por supuesto, que a unas cuantas calles se puede llegar por el corredor del edificio Carolino a la zona de Los Sapos.
Todo ello, se combina para ubicar al mercado de El Parián en una zona cultural y social privilegiada.
La historia del mercado artesanal más bello de Puebla
El Parían se ubica en la antigua plazuela de San Roque construida en el año 1801.
Era paraje obligado de los arrieros procedentes de Veracruz, Oaxaca, La Costa Chica de Guerrero y la capital del país.
Previamente, el mercado funcionó desde el año de 1760 hasta fines del siglo XX, en esa época debido a la aparición del ferrocarril fue abandonado como centro de concentración de cargamentos y se pasó a ser La Plaza del Baratillo.
El mercado tiene mayoritariamente ladrillo con azulejos de Talavera, lo que le otorga una identidad poblana.
Cuenta con una arquitectura peculiar que brinda espacio en sus pasillos a 112 locales en los que el visitante puede encontrar todo tipo de artículos elaborados por los artesanos poblanos.
Pero antes de enfocarse en la comercialización de artesanías, El Parián operó como mercado.
En el año de 1961, es decir, hace 62 años, comenzó a operar como mercado de artesanías. Y de inmediato se posicionó en el gusto de la población local y por supuesto de los visitantes nacionales e internacionales.
¿Qué se puede encontrar en el Parián?
Vajillas y artículos decorativos de Talavera; trajes regionales, sarapes, rebozos, chales, chamarras, fajas y manteles; bolsas, portafolios, billeteras, cinturones y huaraches; elementos decorativos de cerámica; elementos de alfarería tales como cazuelas, ollas, jarros, platos, tazas y floreros.
Además de guitarras, máscaras, bastones; artículos elaborados con palma como bolsas, tapetes, carpetas y sombreros; joyería de plata, alpaca, pavonada y de fantasía: artículos elaborados con cobre como platos, ceniceros, charolas, jarros, vasos; y pulseras.
Así como muñecas de trapo; papel picado, vidrio soplado, papel amate de Pahuatlán y platería.
Sin faltar por supuesto los dulces típicos poblanos, como camotes, borrachitos y tortitas de Santa Clara.
Recorrer el Parián, sin duda, representa una experiencia peculiar para todo visitante, que se puede complementar con fotografías del recuerdo, en varios elementos que se han instalado para tal efecto.