Estas sí son peleas, no como las de “El Canelo” contra Gennady Golovkin. Cuando se trata de pleitos entre agentes de seguridad y ciudadanos, el espectáculo está garantizado.

Los dos casos que se han registrado en lo que va del año en Puebla han causado revuelo en redes sociales, donde se hicieron virales en cuestión de minutos.

Además de causarles indignación y solicitarles sanciones a las corporaciones correspondientes, las personas rápidamente escogieron a su favorito, como en las peleas de box que se transmiten por televisión.

Algunos usuarios apoyaron la postura de los ciudadanos y otros la de los agentes de seguridad.

Los que estaban a favor de los uniformados indicaron que a la autoridad se le tiene que respetar y los que respaldaron a las personas indicaron que únicamente defendían sus derechos.

Uno de los pleitos ocurrió en agosto y el otro apenas el pasado 23 de septiembre, los cuales también fueron difundidos po

En el primero, un hombre llegó a bordo de su vehículo gris al Mercado Defensores de La República ubicado sobre la avenida 6 Oriente frente al Hospital de Traumatología y Ortopedia del IMSS, en la capital de Puebla.

El sujeto se estacionó en un lugar prohibido para posteriormente ingresar a realizar compras al inmueble.

Un agente de Tránsito Municipal lo detectó y le quitó una placa al vehículo para levantarle una infracción.

Cuando salió del mercado, el automovilista le reclamó para luego agredirlo verbalmente.

El hombre posteriormente se le fue encima al agente para tirarlo en el piso, donde lo agarró a patadas y golpes.

En el segundo, un hombre que sería el chofer un autobús de pasajeros les reclamó a unos policías estatales que presuntamente le marcaron el alto, en la autopista Puebla-Orizaba, a la altura del municipio de Acatzingo.

El ciudadano le pidió a una pasajera que le hablara por teléfono a un sujeto, al que apoda “El Colombiano”, y posteriormente le arrebató su celular a una uniformada cuando vio que lo estaba grabando.

El compañero de la uniformada golpeó fuertemente en la cabeza al hombre.

De inmediato empezaron los jaloneos entre uniformados y el sujeto mientras los pasajeros del autobús les pedían que lo dejaran.

En múltiples ocasiones, el agraviado gritó: “¡bájense a ayudarme, bájense a ayudarme!”

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