Desde su fundación, Puebla ha crecido a pasos agigantados. Las personas comenzaron a llegar de todos lados y fue necesario expandir la mancha urbana más allá del Centro Histórico, lo que dio paso al nacimiento de varias colonias. A continuación te invitamos a conocer más de estas icónicas colonias de Puebla.

Al final del siglo XIX y las primeras tres décadas del XX, la arquitectura y el urbanismo en México empezaron a seguir un estilo internacional, en el que se trazaban poblados pensando en la necesidad de los automóviles, este cambio fue provocado en gran parte por el aumento de la población, el crecimiento horizontal de las ciudades y la renovación de espacios, en medio de esto las colonias de Puebla, comenzaron a surgir, gracias a la expiación de la urbe y la incorporación de la Angelópolis.

Uno de los principales cambios es que se comenzaron a construir viviendas en la periferia de la ciudad, lugares atractivos que contaban con cuerpos de agua, árboles y plantas.

Mientras seguían viviendo en sus casonas tradicionales en el centro de Puebla, las personas adineradas y extranjeras comenzaron a construir nuevas residencias en lo que, en ese entonces, eran las orillas de Puebla.

Por ejemplo, en 1913 la colonia Humboldt fue fundada en el rancho de la Rosa del alemán Pablo Pertesen y fungió como asentamiento de alemanes. El terreno fue expropiado después de la Revolución Mexicana para convertirse en una unidad habitacional que llevaría el nombre del científico Alexander Von Humboldt.

Otras construcciones no tuvieron la misma suerte, puesto que se terminaron de construir sin tener servicios básicos y quedaron abandonadas o puestas en renta.  Esto dio lugar a espacios colectivos que fueron ocupados por personas de bajos recursos, que en ese entonces les llamaron vecindades.

Mientras Puebla seguía creciendo, cada nuevo asentamiento urbano formaba su identidad. En los años 30, la gente rica y de clase media alta habitaba en la colonia Santa María, más tarde en los años 50 y 60 vivieron en las colonias “Rincón del Bosque”, “La Calera” y “La Paz” .

La Paz quizá sea la colonia más icónica de Puebla. Fue fundada en 1931 en uno de los cerros más vistosos, el de San Juan. Desde su concepción, se pensó como una colonia residencial para las familias acomodadas poblanas. Sin embargo, además de empresarios y políticos, a esta zona también llegaron a vivir familias de ascendencia libanesa o española.

Por otro lado, los salarios de diferentes sectores de trabajadores, les permitían costear viviendas de diferentes tipos, creando asentamientos en donde se convivían por gremios.

Por ejemplo, en la colonia El Carmen vivían profesoras y profesores, en la colonia América funcionarias y funcionarios públicos; y en la Jesús García los ferrocarrileros y sus familias.

En la zona del nororiente de la capital poblana, en los años 70,  comenzaron a nacer las primeras  viviendas para trabajadores, el primer espacio fue cerca del cerro de Amalucan, en lo que antes era un asentamiento prehispánico con bosques y cultivos.  Esas casas tuvieron un precio accesible, y así comenzó la creación de las unidades habitacionales, dejando atrás las vecindades, para dar paso a los edificios.

Seis años más tarde, el 30 de abril de 1979, fue fundada la unidad habitacional La Margarita, con casas gestionadas por la Confederación de Trabajadores de México (CTM).

Mientras que las colonias del sur de la ciudad de Puebla fueron de las últimas unidades habitacionales que se construyeron. En los años 80, la ciudad de Puebla aún contaba con campos y terrenos libres de construcciones. En la parte sur de la ciudad no había muchos asentamientos, con los años llegaron colonias como San Ramón, Agua Santa, San Bartolo, Balcones del Sur y Loma Bella.

San Manuel fue uno de los primeros fraccionamientos modernos en la ciudad. Diseñándose con amplias vialidades para comunicarse con el resto de la capital, sirvió como ejemplo de urbanización por contar con servicios como espacios para jardines, campos deportivos y escuelas.

Mientras que la colonia Santa María surgió en 1929 sobre 75 hectáreas del rancho homónimo, al norte de la ciudad y muy cerca de Tlaxcala.

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