Además de ser médico, Jorge Morales Torres tiene un mérito que colocó a Puebla en los ojos del mundo: en 2015 ingresó al Libro Guinness de Récords por haber interpretado la vida, pasión y muerte de Jesús de Nazaret durante 50 años, de forma ininterrumpida.
Hoy, confiesa sentir mucha nostalgia, pues la actividad que realizaba durante los cuatro meses previos a esta escenificación se canceló por segundo año consecutivo debido a la contingencia sanitaria.
La representación de la “Pasión de Cristo” en Pueblo Nuevo se realizaba cada Semana Santa en la junta auxiliar Ignacio Romero Vargas, perteneciente a la capital de Puebla. Se efectuó durante 59 años seguidos, pero en 2020 fue cancelada por primera vez en su historia, tras el inicio de la pandemia por el Covid-19.
El montaje de la obra solía ser tan real como el de Iztapalapa, en la Ciudad de México, lo que atraía a alrededor de 50 mil visitantes, entre pobladores, turistas nacionales y extranjeros. Los azotes, las lesiones en los pies por caminar en sandalias, los golpes de calor y los desmayos, dejaban impactados a los asistentes.
Este 2021, las calles principales de esta junta auxiliar así como el escenario del tradicional “Campo de la Cohetería” donde se realizaba la representación, estarán desolados. Ya lucen en malas condiciones, en completo abandono, con basura y escombros.
Los meses previos de ensayos de 800 artistas, la preparación de sus vestuarios, los diálogos bíblicos, las armaduras, la presencia de Jesús con su cruz a cuestas, María, Judas y otros personajes, tendrán que aguardar, dice Jorge Morales.
Como era costumbre, el Jueves Santo representarían el nacimiento de Jesús, la huida a Egipto, el regreso a Nazaret, la adultera, los milagros de Cristo, el lavatorio de pies, la aprehensión y la última cena. Para el Viernes Santo en el cerro de Cristo Rey, iniciaría la representación del juicio, la sentencia, un circo romano y el Viacrucis que recorrería 3 kilómetros de las principales calles de Romero Vargas.
En las actividades de la representación participaban desde niños de siete años de edad hasta adultos mayores de 80 años, quienes invierten hasta mil 200 pesos en vestuario y accesorios. Para Reyna Reyes, habitante del lugar, la pandemia vino a reforzar su fe. Ella es una de las personas que extraña la representación de la pasión y muerte de Cristo. Pero señala que, como el año anterior, lo celebrará en su casa. Realizará rezos, colocará un altar y flores.
“Qué mejor que en estos días hagamos una simulación del Viacrucis desde nuestras casas”, consideró.
Jorge Morales Flores es muy conocido, ya que personificó a Jesús con fe y dedicación. A pesar de que los golpes eran reales, en ninguna ocasión sufrió alguna lesión o pensó en retirarse de esta “encomienda” a la que dedicó gran parte de su vida, cargando una cruz de 120 kilogramos de peso. Su corona de espinas y su vestuario, hoy se encuentran guardados viendo pasar el tiempo.
Recuerda que fue un sueño el que lo impulsó a realizar la obra plasmada en 1959 en el escrito titulado “El Eterno Redentor”, el cual fue avalado por el Vaticano y puesto en marcha en 1960 en Pueblo Nuevo, como una parte fundamental de su creencia católica.
Después de retirarse de la interpretación, el comité organizador decidió que los sucesores deberían permanecer al menos tres años en el papel, por lo que en 2019 inició esta nueva tradición.
Ahora, como supervisor de la organización del Viacrucis, Don Jorge lamenta que por segundo año se cancele la obra.
“Desde hace semanas llegan personas de aquí y de otros lugares para preguntarnos si se realiza la representación, si habrá ensayos y desafortunadamente les decimos otra vez que no, pero que no pierdan la fe por la contingencia sanitaria”, señala.
Él mantiene la esperanza de que 2022 será mejor, mientras, el público tendrá que esperar una vez más.