Se llama José María Guadalupe, pero en sus redes sociales ha ganado fama como “Lupito El Cerdito”.
IMAGEN: Especial
Apenas tiene año y medio de vida, pero ese corto tiempo le ha bastado para convertirse en un entusiasta activista de las luchas progresistas de Puebla.
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Este mini pig ayudó a juntar firmas para la ley de desaparecidos, acompañó a los colectivos feministas en el plantón que hicieron en el Congreso para exigir la despenalización del aborto y hasta se fue al socavón de Juan C. Bonilla a exigir el rescate de Spike y Spay.
Su compañero humano -que prefiere mantenerse en el anonimato- considera que uno de los mayores logros de Lupito ha sido promover las pruebas gratuitas para detectar enfermedades de transmisión sexual, junto con el Colectivo Trans de Puebla y el grupo Quimera.
"Todos los fines hacemos ese trabajo de territorio con la gente, de concientizar sobre esa pandemia que a veces dejamos al lado, que es la del VIH. Alrededor de 100, 120 personas, 80, son las que vienen y se hacen la prueba en las jornadas de salud. Ha sido muy bueno porque ya se nos hace raro que llegan familias completas a hacerse la prueba y luego le escriben a Lupito hasta pedirle cita", relata.
Mientras comparte la historia de este puerquito en una entrevista para El Universal de Puebla realizada en el zócalo de la ciudad, el cerdito progresista atrae las miradas de quienes se pasean.
Incluso, regaló a una chica interesada en la protesta social, el pañuelo de la Marea Verde que hace unos días usó en la marcha del Día de Acción Global por un Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
Según recuerda su compañero humano, Lupito llegó a él como un regalo de su hermana para ayudarle a procesar el duelo tras la muerte de su mamá y, al igual que lo hace con sus siete perros chihuahua, comenzó a pasearlo en las actividades regulares en las que participa con diferentes colectivos.
Ver a un cerdito en un acto de reclamo social no es común y eso lo convirtió en el gancho perfecto para atraer a los ciudadanos por algunos minutos y así poder explicar los temas de agendas progresistas que, en ocasiones, no son bien recibidos o generan conflicto.
"A partir de eso nos dimos cuenta que la gente se acercaba más, por obvias razones. Se les hace muy raro ver a un cerdito porque la mayoría está acostumbrado sólo a comerlos. Ahí empezó y poco a poco se ha ido transformando. Los colectivos comenzaron a pedir la presencia de Lupito porque justo con ello podían llegar a abordar temas complicados", cuenta.
En la más reciente protesta de finales de septiembre a favor del aborto, su humano recuerda una anécdota curiosa, porque cuando pasó delante de los manifestantes provida que resguardaban la Catedral, se interesaron en su peculiar presencia, situación que aprovechó para hacer conciencia sobre la explotación de los animales para el consumo humano y los abusos de las hembras para la reproducción.
Por ahora, el pig radical tiene cuentas en Facebook –con mil 700 seguidores-, Instagram –con 922- y Twitter –con 198 followers- donde se comparten imágenes de su activismo.
Más allá de su vida como activista social en Puebla, al llegar a casa, Lupito lleva la vida de un puerquito domesticado. Suele dormir de 14 a 16 horas diarias, se lleva bien con sus hermanos perros, es obediente sobre el espacio que debe ocupar como baño y come todas las frutas y verduras, aunque sus favoritas son las zanahorias y manzanas.
Entre broma y broma, el compañero humano del cerdito de la ternura radical cuenta que es casi una mascota comunista y que además de ganar fama como integrante de protestas sociales, lo ha hecho pasar momentos embarazosos pues gusta de abrir la alacena en casa y robar comida a los paseantes cuando anda por la calle.