El Callejón de los Sapos, uno de los lugares más icónicos de Puebla, guarda secretos que pocas personas conocen. Este rincón pintoresco, famoso por sus antigüedades y vibrante atmósfera, tiene un pasado que va más allá de su encanto actual.

Uno de los datos menos conocidos es el origen de su peculiar nombre. Según las crónicas locales, durante la época colonial, el callejón solía inundarse con frecuencia debido a su cercanía con el río San Francisco. Esto atraía a una gran cantidad de sapos que croaban al unísono, llenando el lugar con su característico sonido. Los habitantes comenzaron a referirse a la calle como “el Callejón de los Sapos”, un apodo que ha perdurado hasta la fecha.

Los vestigios del Callejón de los Sapos

Otro dato sorprendente es que las casonas coloridas que adornan el callejón fueron, en su mayoría, viviendas de comerciantes acaudalados durante el siglo XVIII. Muchas de estas propiedades cuentan con túneles subterráneos que conectaban con otros puntos de la ciudad, utilizados tanto para el comercio como para ocultarse durante conflictos. Aunque no todos los túneles están abiertos al público, hay testimonios de vecinos que aseguran haber encontrado entradas ocultas en sus propiedades.

En cuanto al famoso mercado de antigüedades que se celebra los fines de semana, pocos saben que algunos objetos vendidos aquí tienen historias fascinantes. Desde relojes de bolsillo pertenecientes a familias prominentes hasta libros raros del siglo XIX, cada pieza encierra un fragmento de la historia poblana. Incluso, hay rumores de que algunos de estos objetos están encantados o que pertenecieron a figuras célebres.

Finalmente, el Callejón de los Sapos también es un lugar donde se han registrado eventos paranormales. Vecinos y comerciantes relatan haber visto sombras inexplicables o escuchado pasos durante la noche. Una de las historias más populares habla de una figura femenina que aparece en una de las ventanas de una antigua casona, siempre al filo de la medianoche.

Visitar el Callejón de los Sapos no es solo una experiencia pintoresca, también un viaje por las historias y misterios que lo rodean. La próxima vez que camines por sus adoquines, presta atención: tal vez descubras un secreto más que añadir a su leyenda.

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