Entre los negocios tradicionales que se conservan en el Centro Histórico de Puebla se encuentra uno pequeño para su giro, pero que esconde décadas de historia.
Se trata de la Mina de Plata, una cantina ubicada en la 3 Norte 802 que se caracteriza por sus dimensiones e historia de origen ruso.
El tamaño es tal que tras la barra ubicada al fondo sólo caben tres personas paradas y por fuera parecería un portón más de alguno de los edificios del primer cuadro de la ciudad.
Su tamaño, sin embargo, no ha evitado que se convierta en un referente para la venta de licores tradicionales y combinaciones que han nombrado como Lomo de Rana, El Remedio y El Tejocote.
También venden rompope, jerez y cervezas que, de acuerdo con sus comensales, llegan a tener mejor precio que en otros establecimientos similares.
Por ser un sitio conocido en el Centro Histórico ha sido protagonista de notas periodísticas y publicaciones en internet como una que circula en el grupo de aficionados a la historia Puebla Antigua.
Una de las aportaciones interesantes en esos recuerdos es la de Tats Vanoff, bisnieta del ruso que abrió sus puertas y quien ahondó sobre el creador del proyecto.
De acuerdo con la internauta, el fundador fue Constantino Niconoff, quien llegó a México en 1917 en el contexto de la revolución en Rusia.
Antes de abrir la peculiar cantina en la 3 Norte, su bisabuelo probó con un puesto de aguas frescas que se localizaba afuera de la Tortería Conchita ubicada en lo que hoy son los portales del zócalo.
Hacia la mitad del Siglo XX el negocio fue vendido a Santos Díaz Camacho, quien es recordado con afecto por varios clientes.
Del personaje ya fallecido se cuentan historias que van desde la calidad en la atención y sencillez, hasta detalles como el regalo de botellas de alcohol para bodas a las que fue invitado.