Para los habitantes de Puebla, referirse a La Margarita es hacer mención a una mini ciudad por la densidad de su población y la actividad comercial que todos los días mantiene un ritmo desde temprana hora.

Esta unidad habitacional se ubica en las inmediaciones de la calle 38 Sur y 61 Oriente y surgió el 30 de abril de 1979 con la inauguración de 120 departamentos en 20 edificios que conformaron la primera sección.

De acuerdo con Vecinos Organizados de La Margarita,  primero hubo casas tipo dúplex y con las gestiones de Blas Chumacero, dirigente sindical de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), surgió la visión de crear conjuntos de departamentos.

Esta idea vino luego de ver la primera unidad habitacional en Puebla en la zona de Amalucan, después La Ciénega y La Rosa, pero apenas era una media docena de edificios.

La edificación de La Margarita fue diseñada para que los trabajadores de la CTM pudieran vivir tranquilamente con sus familias, en un entorno sociable que sirvió de modelo para el Infonavit San Jorge y Loma Bella.

Los vecinos de La Margarita, en sus inicios, contaban con transporte gratuito interno, escuela primaria, área para juegos, asadores, pequeños módulos para comercios básicos como pollería, recaudería, tienda de abarrotes, tortillería y panadería.

Todo rodeado por áreas verdes, canchas deportivas, vigilancia permanente de policías y elementos de seguridad en los accesos a la unidad, mismos que eran pagados por los vecinos, por lo que la seguridad y el orden era una constante.

Dicen que el dirigente de la CTM estaba al pendiente del desarrollo en esta unidad habitacional, donde los vecinos le reportaban a algunos comerciantes abusivos y de inmediato eran desalojados, pues el propósito era vivir en una comunidad tranquila, segura y de respeto para todos.

En esas visitas, Blas Chumacero entendió la necesidad de los vecinos por contar con esparcimiento sin tener la necesidad de trasladarse hasta el Centro Histórico de Puebla.

Por ello, se construyó un edificio que por su forma todos le decían El Pastel, así como un centro comercial llamado Cometra que contaba con dos salas de cine y un supermercado.

Los vecinos recuerdan que en El Pastel había un club para alquilar películas VHS, una biblioteca infantil con sus sillas para niños y enciclopedias de animales acuáticos, entre otros tópicos.

Todo se desarrollaba en calma y orden en La Margarita al mismo tiempo que comenzaba la construcción de más edificios y jardineras donde estaban sembradas flores de margarita, tal vez por ello el nombre de la unidad.

Una de las razones por las cuales se perdió la calma -cuentan los vecinos en sus redes sociales- fue la crisis económica a finales de la década de los 80, cuando algunos trabajadores perdieron su empleo y otros más dejaron de pagar la mensualidad para mantener la vigilancia y las calles limpias.

El abandono dio paso a la inseguridad y algunos vecinos pusieron mallas o jaulas para encerrar sus coches y pidieron contenedores de basura al gobierno municipal para el depósito de los desechos, lo que empeoró la imagen de la zona.

En este sitio, donde también se ubica la clínica y el Hospital Regional de Zona número 36 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) comenzó a notarse la presencia de vendedores ambulantes.

A La Margarita también comenzaron a llegar jóvenes con sus parejas que no pertenecían a Puebla y no habían hecho comunidad con los vecinos originarios, lo que fue motivo para perder identidad con la unidad habitacional.

Hoy tiene más de 6 mil departamentos distribuidos en cuatro secciones, más casas y fraccionamientos aledaños, aunado a comercios formales e informales.

También hay que tomar en cuenta la contaminación visual y el ruido que genera el importante número de unidades del transporte público que circula en la avenida Fidel Velázquez y el mal olor que desprende la cercanía con el río Alseseca.

Estas condiciones provocan que aquel orden, limpieza y sana convivencia que hubo hace más de cuatro décadas en La Margarita, ahora solo prevalezca en el recuerdo de quienes fueron sus primeros habitantes y sus hijos que hoy comparten en redes sociales con algunas fotografías.

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