En pleno 2024, cuando existen cada vez más centros de lavado muy sofisticados, incluso con inteligencia artificial y conectados a la red del internet, se mantienen vigentes lavaderos comunitarios en las calles de Puebla.

Un sitio que es obligado conocer, si te encuentras en Puebla como turista, es en el callejón de la 10 Norte y 14 Oriente, en la zona de San Francisco, donde desde hace ya varias décadas las autoridades rescataron los Lavaderos de Almoloya.

Se trata de un sitio que data del año 1863 y que fue reabierto al público como parte del programa de recuperación del patrimonio histórico que realizó el gobierno del estado, que después fue disputado por parte de un hotel de la zona y nuevamente fue recuperado por el gobierno estatal.

Foto: Puebla Antigua
Foto: Puebla Antigua

Incluso estos lavaderos, para su intervención, contaron con la aprobación del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y dan cuenta de las decenas de mujeres que lavaban las ropa, una al lado de la otra y de frente a frente, al mismo tiempo que se escuchaba el bullicio de las pláticas y las risas que se mezclaban con los ruidos del agua, la tallada de ropa y exprimida.

Sin embargo, en Puebla las familias siguen usando lavaderos comunitarios y sin pena ni gloria lavan su ropa en plena calle.

Son cerca de 48 piezas de piedra unidas de lado a lado, mientras que al frente está una pila de agua para que las amas de casa y jóvenes puedan lavar sus prendas.

Para que no sean agobiadas por las inclemencias del tiempo, ya sea el sol o la lluvia, cuentan con techumbre de ladrillos que dan forma a arcos y son sostenidos por pilares.

Se trata de los lavaderos de la Diagonal Santuario y el bulevar 5 de Mayo, construidos a mediados del siglo XX junto al tanque de almacenamiento de agua, a un costado de lo que alguna vez fue el Río San Francisco y que luego del embovedamiento quedó convertido en el Vaso Regulador el Puente Negro.

Foto: Luz del Carmen Brito
Foto: Luz del Carmen Brito
Foto: Luz del Carmen Brito
Foto: Luz del Carmen Brito
Foto: Luz del Carmen Brito
Foto: Luz del Carmen Brito

Cada jueves, enfrente se coloca el tianguis de ropa Los Lavaderos, por lo que ese día salen muy temprano las mujeres para lavar la ropa, ya que más tarde son interrumpidas por la gente que acude a realizar sus compras.

Entre semana, las mujeres mayores asisten con su cubeta, jabón de pasta o polvo, su ropa y delantal para darle a la tallada de la ropa.

Antes, por allá de la década de los 70 había un camino de piedra que conducía hacia la zona de Los Fuertes y las señoras que lavaban tendían la ropa en los matorrales.

Los niños que acompañaban a sus mamás tenían la tarea de tender la ropa y cuidarla, para que no se volara con el aire o se la fuera a llevar alguna otra persona “en medio de la confusión entre tantas prendas”.

Hoy, los lavaderos se mantienen, el pozo de agua persiste, los alrededores están pavimentados y algunas administraciones municipales hace tiempo crearon un pequeño parque público con juegos infantiles y pasamanos para la recreación de los menores, el cual sigue funcionando.

Algunos de los comentarios de usuarios en la comunidad Puebla Antigua, compartieron parte de sus recuerdos cuando de niños vivían en colonias como Moctezuma, Tepeyac, Adolfo López Mateos y otras.

“Tengo muy presente todavía el olor al jabón amarillo en pasta El Popo, la humedad, el sabor del agua que tomaba en jícara, el olor de la ropa oliendo a limpio y tendida en los chinamites, los botes de la gente, el ruido de la bomba dentro del castillo, porque viví a un costado del campo de fútbol de a 3 norte”.


“Qué padre, el chisme debió ser bueno. No lo digo en mala onda, uno se relaja ahí platicando y lavando y a veces eso ayuda a despejarse, a ponerse al día”, “Ese sí era chisme de lavadero, me hubiera gustado vivir esa bonita experiencia”, “Esos lavaderos son la primera y más antigua de las redes sociales”, fueron parte de los comentarios.

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