La majestuosa Catedral de Puebla, con su impresionante belleza y destacados atractivos históricos y arquitectónicos, es también escenario de intrigantes leyendas. Dos de las más notables giran en torno a la existencia de túneles utilizados por religiosos y la posibilidad de un templo subterráneo.

Los túneles de la Catedral de Puebla

Durante los trabajos de remodelación del zócalo de la ciudad de Puebla, se encontraron unos túneles que conectan la plaza de armas con la Catedral.

En mayo de 2021, en medio de la remodelación, se identificaron inicialmente como túneles del siglo XVII. Sin embargo, José Luis Escalera, experto en historia, alertó que estaban construidos con ladrillos y cemento, indicando una datación del siglo XVIII, ya que en los años 1700 no se utilizaban viguetas ni bovedillas.

Por su parte, los especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) confirmaron que la estructura de los dos túneles que fueron descubiertos tiene conexión con la Catedral de Puebla.



Además, según estudios históricos, en esa zona del zócalo, hubo plaza de toros, palenque, mercado y sede de monumentos. Los investigadores del INAH esperaban encontrar elementos relacionados con la guerra, ya que se sabe que fueron utilizados durante los enfrentamientos de militares franceses y el Ejército del Oriente.

Sin embargo, los reportes del INAH establecen que los dos túneles fueron construidos en la época de la Batalla del 5 de Mayo en 1862 y durante el desarrollo y tras la conclusión del Sitio de Puebla. Por lo tanto, los túneles están bajo el zócalo, pero no bajo la Catedral, y aún son objeto de estudio.


¿Qué hay bajo la Catedral?

Contrario a la iglesia sobre la pirámide de Cholula, la Catedral de Puebla no se erigió sobre un templo prehispánico. Sin embargo, en su subsuelo reposa la Cripta de los Obispos, un lugar que solo se desvela una vez al año.

Bajo el ciprés del Altar Mayor, esta cripta alberga los restos de 13 obispos y seis arzobispos de Puebla, incluyendo a figuras destacadas como Fray Julián Garcés y Monseñor Rosendo Huesca Pacheco. La Cripta de los Obispos, con su belleza impresionante, se presenta a la feligresía únicamente en el Día de Muertos, revelando un rincón histórico y espiritual único.

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