El viernes 14 de julio, se dio a conocer en Puebla una historia más de maltrato animal.
Esta vez se trató de Simba, un perrito que cayó de un cuarto piso en la unidad habitacional El Refugio y que tuvo que ser dormido debido a los daños en su cuerpo.
Una hipótesis apunta a que el peludito quizá no cayó de manera accidental sino que pudo haber sido aventado, aunque esto continúa en investigación.
Más allá de la forma como ocurrieron los hechos, se ha dicho que tener a las mascotas en las azoteas es un tipo de maltrato.
De acuerdo con las organizaciones animalistas, las azoteas son un mal lugar para resguardar a las mascotas, debido a que estar a la intemperie daña su salud a mediano o largo plazo y puede ser víctima de algún accidente.
Aunque la Ley de Bienestar Animal no prohíbe expresamente el uso de las azoteas, sí señala que entre las obligaciones de la persona propietaria, poseedora o que se encuentra a cargo de un animal, está darle un buen lugar para vivir.
En específico, se señala que es obligación proveer al animal de un espacio adecuado para su alojamiento y resguardo ante las condiciones climáticas adversas o de cualquier otro factor externo que le pudiese ocasionar algún daño.
Estas medidas de seguridad para los animales se consideran en función de las características propias de su especie y sus patrones de comportamiento.
En la ley también se prevé que el personal a cargo del bienestar animal puede realizar supervisiones sobre el alojamiento.
Asimismo, se indica que quien posea un animal y ya no pueda darle condiciones adecuadas, deberá buscar otras alternativas.
En cuanto a las sanciones, pueden ir desde el aseguramiento del animal hasta la aplicación de multas que se consideran desde los 20 a las 20 mil Unidades de Medida y Actualizaciones (UMA), que en 2023 equivalen de 2 mil 75 a 20 mil 754 pesos.
Pese a ello, son varios los casos de maltrato que se han documentado en Puebla por tener a las mascotas en las azoteas.