Conocer a la Puebla de antaño, por medio de fotografías, permite que las generaciones actuales comparen los difíciles tiempos que vivían unos, los afortunados que eran otros, el desarrollo que ha tenido la ciudad, los lugares que aún persisten y otros que desaparecieron por completo.
En redes sociales, la usuaria identificada como Teté Hidalgo compartió una fotografía de la cual dijo corresponde al año 1900, más o menos.
Es una imagen en blanco y negro que en el primer plano aparecen dos hombres delgados recargados sobre la fachada de una casona de la época.
Ellos están vestidos, lo que parece ser, con pantalones y camisas de manta, con fajilla a la cintura, huaraches y sombrero de ala ancha.
Ambos sujetos miran a un niño que está sentado a la orilla de la banqueta, la cual es muy ancha en comparación con las que ahora existen, pues se observa que en esa banqueta caben cerca de seis personas y está completamente empedrada.
En segundo plano de la fotografía aparece un árbol frondoso, casi a espaldas del niño, y metros más atrás hay un pequeño puente.
Al fondo de la fotografía se asoman las torres de la Catedral de Puebla, mientras que del lado derecho de la imagen se miran las fachadas de grandes casas con sus balcones.
La usuaria que compartió la imagen precisó que la foto corresponde a la Calle 3 Oriente y lo que se observa a mano izquierda es el Puente de Ovando y al fondo la Catedral.
Los comentarios no se hicieron esperar, muchos agradeciendo que se compartan estas fotografías de la ciudad de Puebla de hace muchos años, que permite conocer un estilo de vida, las condiciones en las que se vivía, los niveles de pobreza que había o la belleza de la ciudad donde aún los paisajes permitían respetar a la naturaleza.
Entre los comentarios hubo quienes explicaron que la foto se tomó desde el atrio del templo de Jesús de Analco en dirección al Bulevar 5 de Mayo.
Agregaron que la casa de dos pisos que se alcanza a ver en la foto tiene el número 1008; ahí antes vivían varias familias y que incluso había quienes criaban cerdos. Hoy, esa casa es el Museo de la Memoria Histórica Universitaria de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).
De igual manera, hubo poblanos que escribieron que, de acuerdo con memorias de sus abuelos, la calle que hoy conocemos como 3 Oriente, antes se le conocía como la Calle de la Barranca o Barrio de la Barranca.
En esa zona había un mercado que también le decían el Mercado de la Barranca y con el paso del tiempo dio espacio a la Central de Abasto Provisional.
Otros usuarios expresaron que en una de las casonas que ahí aparecen en la foto, aún en 1964, había personas que metían caballos. Otros más apuntaron que había un salón de clases muy cerca del atrio de Analco y que los alumnos alcanzaban a su maestra en la calle 7 Oriente, donde la dejaba el camión que la transportaba.
“Era nuestra Angelópolis, una real provincia, pero el tiempo no pasa en vano y todo ha cambiado. Ya somos y vivimos, para bien o para mal, en una gran urbe, de las más grandes de la República y de las más bellas”.
“Se ve que esta foto es a unas calles arriba del Puente de Ovando que está en el Bulevar 5 de Mayo, a unas calles de la clínica 2 del IMSS. Se nota ahí que lo único que sigue existiendo es el puente y la Catedral”.
“Yo solo tengo la curiosidad de saber cómo hicieron semejantes casonas y con ese grosor de muros hechos de pura piedra. Vivo en una vecindad del Barrio de Analco, donde los techos son altos y de viga, las bardas no tienen cimientos y todas las paredes hechas de puras piedras y nada más no se caen y son casas de más de 200 años”.
“Muy antigua esta foto. Se mira todo el entorno muy solitario y virgen, algo que jamás volverá a ser”.
“Qué hermosa fotografía de una apacible como Puebla de los Ángeles. Ahí en esas calles mis parientes tenían sus talleres de barro, donde elaboraban sus ollas y cazuelas de barro a mediados del siglo pasado. Felicidades por tan maravillosos recuerdos”.
Fueron parte de los comentarios que hicieron los usuarios en redes sociales, quienes también refirieron que todo desarrollo tiene un precio, pero que definitivamente lo que viven ahora es mejor en comparación con lo que padecieron sus abuelos.